Cómo la mercantilización y la privatización se están utilizando para abolir los sistemas nacionales de atención universal de salud y qué se debe hacer para restaurarlos
Abstract
La decisión de tener un sistema de atención de salud pública universal es siempre una decisión política. Muchos países han decidido que la atención universal de salud es el sello de calidad de una sociedad civilizada y que para los gobiernos es a la vez necesario y asequible legislar para sus ciudadanos con ese fin. La pregunta acerca de cuánto debería gastar un país está inextricablemente vinculada a la elección del modelo de financiamiento y provisión, al grado de mercantilización y a cuánto riesgo y negación de atención de salud está dispuesto a tolerar un gobierno en su sistema de salud. No existe país en el mundo que proporcione atención de salud universal a través del mercado y que genere beneficios. Ello porque los mercados operan a través de la selección y la exclusión, transfiriendo riesgos y costos a los usuarios de los servicios y denegando atención a quienes más la necesitan. La selección de riesgos y la exclusión son las bases del diseño de la administración mercantil; por el contrario, la inclusión y la redistribución son esenciales en los sistemas de administración pública de atención universal de salud. Este trabajo toma los ejemplos de los medicamentos, los partenariados público-privados y dos sistemas de salud (Reino Unido y los Estados Unidos) para mostrar cómo la selección de riesgos y la denegación socavan el objetivo de acceso y la universalidad. Los Estados Unidos, cuyos gastos en salud son de alrededor del 18% del PIB, niega a más de uno de cada cinco de su población el acceso a la atención de salud. El sobre tratamiento y la denegación de la atención, los costos catastróficos y los gastos de atención en salud en creciente espiral son los rasgos distintivos de la atención de salud en los EE.UU. Aquellos países que han adoptado el modelo de los EE.UU. de financiamiento mixto y provisión privada han incrementado la mercantilización de la salud, elevado los costos de administración, han hecho más profundas las desigualdades en el acceso, disminuido la cobertura y elevado las cotizaciones. El Reino Unido puso en marcha su Servicio Nacional de Salud (National Health Service, NHS) en 1948, como un sistema gratuito de salud pública integrado y universal, al punto de entregar y financiar el servicio a través de un impuesto central. Este llegó a ser el modelo para los sistemas de salud de muchos países en el mundo; el NHS del Reino Unido tiene costos más bajos, es un sistema más eficiente y más justo, garantizando la atención en salud a todos sus ciudadanos sin temor a costos de salud catastróficos o a la negación de la atención. En 2012, luego de dos décadas de incrementalismo mercantil, el gobierno inglés abolió el modelo público universal reemplazándolo por los mecanismos de mercado no universales de selección de riesgos de los EE.UU., con desastrosas consecuencias. Escocia y Gales han mantenido el modelo público universal del NHS. Si la atención de salud universal es nuestro objetivo, necesitamos en primer lugar comprender cómo los principios de la necesidad de salud pública, la redistribución y los riesgos compartidos o solidaridad social son alienados por los mercados y la mercantilización. Si la ley obliga a un gobierno a proveer la atención universal de salud a sus ciudadanos, es tarea de la burocracia administrativa determinar cómo serán implementadas las funciones y cómo se alcanzarán los objetivos. El acceso a la atención universal de salud requiere fuertes sistemas de administración pública, los cuales deben adherirse a principios comunes: financiamiento justo, asignación equitativa de recursos, riesgos compartidos y solidaridad social en la provisión de los servicios, rendición de cuentas y control políticos, integración del servicio a través de unidades geográficas de administración, y rendición de cuentas públicas mediante fuertes sistemas de información y de vigilancia. Estos son los primeros pasos necesarios hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible para la atención universal de la salud y el acceso racional a los medicamentos esenciales.