Hacia una visión sistémica de la gestión de gobierno
Resumen
La idea central del documento es que la debilidad que evidencian las estructuras de gobierno para obtener resultados de gestión e impactar eficazmente en la realidad se explica a partir de diversas rupturas que existen en el modelo de gestión integral, y que para intervenir oportunamente en el fortalecimiento de la gestión gubernamental es necesario un abordaje sistémico en todos los niveles de gobierno. La función de direccionalidad estratégica es central para definir el rumbo de una gestión. Esta puede fortalecerse a través de la incorporación de procesos de planificación, pero sin una adecuada articulación entre el proyecto y el diseño de la organización estatal, se generará una ruptura entre las prioridades estratégicas y los bienes y servicios que las organizaciones producen. A su vez, la función de Administración de Recursos (reales y financieros), puede fortalecerse a través de sistemas administrativos potentes, que provean a los decisores información oportuna, pero sin una adecuada articulación con la función de direccionalidad, las prioridades políticas no se materializarán en la priorización de recursos. Del mismo modo, la función de control deberá medir la evolución de la ejecución física (metas de gestión) y financiera (ejecución presupuestaria) de acuerdo a las prioridades del Plan que se fijan desde la función de direccionalidad estratégica. Estas cuatro funciones críticas, siguiendo el principio de recursividad, se hacen presentes en distintos niveles de la gestión de gobierno, ya sea en el nivel de toma de decisiones de Gobierno (Oficina del Gobernante), en el nivel macroorganizativo (definido como un juego institucional en el que actores e instituciones mantienen relaciones de coordinación y coexistencia cooperativa o conflictiva) y en el nivel mesoorganizativo (definido como el ámbito donde priman las relaciones de jerarquía entre Alta Dirección y gerencia ), demandando herramientas de soporte para dar soporte a la toma de decisiones.