Los circuitos locales contra la violencia de género: buenas prácticas en el desarrollo de las políticas de género

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Data
2008-11Autor
Cárdenas Jiménez, María Isabel
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Hoy en día la lucha contra la violencia hacia las mujeres está ya afortunadamente en las agendas políticas de todos los poderes públicos. Desde el ámbito local cada vez más ayuntamientos disponen de circuitos locales y protocolos de atención a las mujeres víctimas de violencia. Esta ha sido la respuesta a una "nueva" y creciente demanda ciudadana. Particularmente porque el municipio es el espacio de proximidad y relación entre las personas, el escenario cotidiano donde se manifiestan necesidades y problemáticas, y desde donde acompañar, escuchar y dar soporte a las mujeres que padecen situaciones de violencia. La violencia es un fenómeno multicausal, que requiere de un abordaje interdisciplinario. De igual manera necesita de la transversalidad intra e interinstitucional, ya que intervienen diversos servicios sobre una misma persona. La coordinación y la sistematización de la intervención constituyen un factor clave para mejorar la calidad de la atención. Este hecho llevó a muchos municipios a crear Circuitos de coordinación y Protocolos de actuación. Un circuito es un instrumento elaborado y consensuado por los diferentes agentes que intervienen sobre una problemática con el objetivo de posibilitar actuaciones coordinadas y eficaces. Es el resultado de un trabajo en red. El protocolo indicará a cada profesional como tiene que actuar ante una persona que padece violencia y cuál es la función del resto de los niveles de la cadena. Los primeros Circuitos se crean los años noventa y en la actualidad ciento once municipios en la provincia de Barcelona tienen. Municipios con dimensiones y orientaciones muy diversas, dato que nos indica la adaptabilidad de este sistema de coordinación a diferentes realidades territoriales. Los Circuitos se estructuran a través de una comisión donde participan profesionales en representación de los servicios que intervienen en la atención y/o prevención de la violencia, como son los de los ámbitos de igualdad, sanitario, policial, social, judicial y educativo. Cada servicio nombra una persona referente del Circuito pero habitualmente no hay ninguna formalización institucional que de cobertura al propio sistema de coordinación. Se trata de un mecanismo de coordinación informal que, no obstante, ha permitido racionalizar y optimizar recursos así como coordinar esfuerzos e intervenciones. Entre sus ventajas destacamos: Creación de un marco conceptual y de actuación común. Construcción de estructuras estables de coordinación. Mejora de la atención a las mujeres que padecen violencia. Mejora de la eficacia de la intervención. Construcción de herramientas metodológicas y de búsqueda compartidas. Creación de un espacio de confianza entre los diferentes agentes, profesionales e instituciones. No obstante, el hecho de ser una estructura no formalizada plantea algunas desventajas desde el punto de vista organizativo, entre las que destacamos: Voluntariedad de las personas profesionales participantes en el Circuito. Dificultades para integrarlo dentro de las tareas centrales de los profesionales. Dificultades para acceder a algunos nódulos de la red que no están presentes en los Circuitos territoriales. La presente comunicación plantea elementos de reflexión alrededor de estas cuestiones y del porqué de su estabilidad en el tiempo a pesar de su falta de formalización.