Hacia las comunidades de conocimientos
Resumo
El presente trabajo tiene por finalidad presentar de manera breve algunos de los impactos más importantes que tienen en la política el uso de las tecnologías digitales, particularmente en las relaciones de poder entre el ciudadano y el Estado. Las Nuevas Tecnologías de la Información y el Conocimiento han abierto una nueva perspectiva politológica a raíz de la incorporación y masificación de la llamada digitalización de la información. La expresión, sociedad de la información reaparece con fuerza en los años noventa, en el contexto del desarrollo de la Internet y de las NsTIC. La sociedad del conocimiento, sin embargo, ha sido empleada en los medios intelectuales y académicos con preferencia y como alternativa a la Sociedad de la Información. Un aspecto aún no resuelto y en pleno debate es el de sociedad o sociedades, ya que como argumentan algunos autores no existe una sociedad sino muchas, en donde, tanto la información como el conocimiento es múltiple y variado, amplio y diferenciado. Se podría agregar a la discusión que no se debería hablar de sociedades, sino de comunidades. El conocimiento que se difunde a través de la Internet tiene un alcance megapolítico, y micropolítico también. Lo puede usar un ciudadano o un Gobernador estatal para resolver problemas de su región (mesopolítico) como de su país un Presidente (macropolítico). En consecuencia, es preferible utilizar el término de comunidad del conocimiento ya que con ello se hace referencia a los asuntos estrechamente vinculados al ciudadano y a la comunidad. Uno de esos aspectos, tal vez el más importante, es la tradicional relación entre el ciudadano y las instituciones del Estado, piedra angular de la existencia de la comunidad. Con el advenimiento tecnológico de la digitalización se abren nuevas potencialidades en esa relación ciudadano-Estado. Todo o casi todo "está servido" para que las comunidades latinoamericanas, y entre ellas Venezuela, transiten hacia la configuración de un marco institucional a partir de la organización ciudadana para darle contenido específico a un proceso de transformación, o de transfiguración de lo político. Muchos son los obstáculos e incertidumbres, así que la vigilancia o el control de los riesgos se proyectan con un fuerte inventario de advertencias. Por tal motivo se hace una revisión de la visión latinoamericana y mundial, en búsqueda de elementos que permitan señalar a la América Latina el camino o la forma más adecuada de transitar este cambio que permite a los ciudadanos de nuestras democracias la exploración de nuevos mecanismos de participación y protagonismo, gracias a una mayor información y mejor conocimiento.