(Re)pensar las juventudes para la construcción de una ciudadanía plural
Resumo
Hablar de juventudes nos sitúa en un terreno de categorías socio-etarias propias de la construcción de los imaginarios modernos. Estas categorías, ancladas en una concepción 'adultocéntrica', ya bastante criticadas por ello, aparecen en la actualidad porosas, ambiguas y difusas porque sus límites demarcatorios se han vuelto más laxos y porque las transiciones que inscribían trayectorias de vida relativamente predecibles se han vuelto muy inciertas. De este modo, la búsqueda de definiciones en torno a la condición juvenil presenta dificultades al menos en dos aspectos: por un lado, al pretender abarcar un sector poblacional muy heterogéneo a partir de algunos criterios conceptuales que guardan correspondencia con lo que cierto sentido común entiende por juventud; por otra parte, porque los espacios institucionales propios de la Modernidad, como ser la escuela, la familia y el trabajo que colaboraban fuertemente en la definición de las categorías de infancia, adolescencia y juventud aparecen actualmente sin esa potencia demarcatoria. ¿Qué sucede entonces para pensar la condición juvenil en América Latina? Acotar la categoría juventud resulta cada vez más difícil, como ineludible su trabajo de esclarecimiento teórico-metodológico, no para una mera disquisición académica sino para echar luz a los sujetos interpelados e imaginados por las políticas de juventud. (Re)Pensar las juventudes es una tarea que no debiese darse por dada, ni por obvia; más aún, en un contexto de profundas transformaciones donde los gobiernos, más allá de la retórica, en muchas ocasiones, aparecen rebasados en sus capacidades de dar respuestas que conduzcan a la inclusión con equidad y a la construcción de una plural ciudadanía de las nuevas generaciones.