La burocracia como factor facilitador y/o obstaculizador del cambio en México
Resumen
Se reseñan los principales aspectos de la reforma del Estado y de la Administración Pública de México entre 1985 y 1994 y se destaca la importancia del papel desempeñado por una nueva burocracia en este proceso. Se comentan algunas experiencias compartidas de países en vías de consolidar una mayor democracia, y se plantea la conveniencia de desarrollar una burocracia que facilite el cambio. Los principales objetivos y campos de acción de la reforma del Estado que ha tenido lugar en México desde comienzos de la década de 1980, son los siguientes: saneamiento de las finanzas públicas; renegociación de la deuda; desincorporación y privatización de las empresas públicas; combate a la inflación; apertura económica; desregulación administrativa y simplificación; combate a la pobreza extrema; protección de los derechos humanos; democratización de la política, las instituciones y la sociedad. La burocracia debiera colaborar en la promoción del cambio. Los funcionarios de la administración pública pueden facilitar el proceso de democratización en tanto sean capaces de interpretar el deseo de la gente y no depender de élites políticas. Desde el punto de vista económico, la burocracia debe ser capaz de transformar sus propias estructuras y comportamientos en función de los cambios y de las condicionantes del entorno, pudiendo servir como elemento de amortiguación para la acomodación de grupos e instituciones emergentes en el nuevo encuadre socio-económico. Los funcionarios públicos deben tener la capacidad de entendimiento para dirimir casos de controversias, habilidad política para mediar entre los grupos y crear un equilibrio en la distribución de poder. Asimismo, deben esforzarse por sustentar la legitimidad política del régimen del Estado. Se espera que los funcionarios públicos sean sensibles a los cambios a nivel internacional y global, y que tengan capacidad no sólo de reconocerlos, sino de adaptarlos a la realidad del país. A partir de 1985, México se insertó tardíamente en un proceso de cambio, cuando el modelo del "desarrollo estabilizador" ya se había agotado desde la década de 1970. Durante esta década se siguieron políticas de corte populista y keynesiano, se realizaron inversiones significativas en el sector estatal, y se apostó al factor petróleo como detonante económico y como punto de financiamiento para el desarrollo. Sin embargo, los resultados de estas políticas no fueron satisfactorios. Fue necesaria la llegada al poder de una burocracia joven, moderna y con mayor preparación técnica, para que se aceptara la conveniencia de la apertura comercial, del adelgazamiento del aparato burocrático, y para que se enfrentaran los riesgos y costos que implica la modernización. Se concluye que la burocracia mexicana sí ha desempeñado un papel positivo en el logro de una democratización más real y menos formal, más acorde con los tiempos modernos. C.S.