Procuraduría de la Administración : una gestión que amplía horizontes y supera barreras
Resumo
Un agudo sentido de responsabilidad y un alto grado sensibilidad social para responder a las demandas de actualización de la gestión pública, motivan el proceso de transformación interna que experimenta la Procuraduría de la Administración a partir de la segunda mitad de la década de los noventa. La tarea hasta el presente ha consistido en promover y fortalecer condiciones estructurales, legales, organizacionales y sociales que contribuyan al desarrollo del país mediante el mejoramiento de la calidad de los servicios que se brindan a la sociedad, para hacerlos más eficientes y eficaces. Puntualmente, se revisa la visión y misión tradicional de la institución redefiniendo su contenido y su proyección para enriquecer y ampliar su quehacer. Estructural y legalmente se legitima su nuevo enfoque de trabajo mediante la aprobación, por primera vez en más de cincuenta años de vida institucional, del Estatuto Orgánico de la Procuraduría de la Administración, contenido en el Libro Primero de la Ley 38 de julio de 2000. Estos logros se han alcanzado gracias a una variedad y diversidad de factores internos y externos entre los que se pueden mencionar: objetivos claramente definidos, un liderazgo comprometido con la misión, una gestión del recurso humano participativa y, poder de convocatoria para establecer alianzas estratégicas de apoyo de todo tipo. Sin embargo, el camino recorrido no ha estado exento de escollos algunos de éstos superados y superables y otros, que por su condición de inamovibles, pasan a convertirse en males con los que se aprende a convivir. Tal es el caso de la inexistencia de una carrera de servidor público a nivel de la administración central y local; la ausencia de un programa estatal de modernización de la administración pública; la falta de apoyo estatal para el financiamiento de los programas de modernización de la Procuraduría de la Administración con oferta de nuevos servicios que garanticen su sostenibilidad; la débil integración de los interlocutores preocupados por el tema de cómo mejorar la administración pública y, la falta de decisión política para afrontar y buscar soluciones compartidas a estos problemas entre otros. A pesar de, y contrario a optar por la posición más cómoda y gratificante de quejarse por no poder hacer, la Procuraduría apuesta por modernizarse creando nuevas unidades administrativas, diversificando y ampliando su oferta de servicios para incluir la investigación del estado de situación de la Administración Pública; estableciendo redes de apoyo, colaboración e información para el fortalecimiento de la gestión pública; la capacitación a servidores públicos de la administración central y local en materia legal administrativa; creando espacios para discusión, análisis y búsqueda de alternativas de solución para los problemas que aquejan a la administración pública; estableciendo alianzas y convenios de colaboración a nivel nacional e internacional con los sectores productivos a nivel público y privado; y, promoviendo la participación responsable de la comunidad mediante la educación y orientación legal administrativa, etc. Estas iniciativas comienzan a consolidarse a través de programas permanentes con la puesta en marcha del Centro Istmeño para la Modernización de la Administración Pública (CIMAP) brazo operativo de la Procuraduría de la Administración en su lucha por la prevención y mejora permanente de la gestión pública para la defensa del ordenamiento constitucional y legal, y fortalecer el Estado de derecho.