Reflexiones sobre la práctica de la evaluación de programas sociales en Argentina (1995-1999)
Resumen
En este trabajo se hace un análisis de las prácticas de evaluación de programas de la administración pública nacional orientados a resolver problemas de pobreza y vulnerabilidad social en Argentina, entre 1995 y 1999. Se comienza con una descripción de las principales evaluaciones realizadas y se continúa con algunas reflexiones sobre el estado actual de esta actividad. Finalmente, se repasan los estudios y propuestas de algunos expertos en evaluación y análisis de políticas públicas tras la búsqueda del tipo de evaluación deseable. Si bien ha habido evaluaciones de programas sociales antes de la década de los 90, es durante la misma especialmente desde 1995 cuando emergió el desafío de difundirla y aplicarla sistemáticamente, con el propósito de lograr mayor eficacia, eficiencia y equidad en las intervenciones. Importantes avances ha habido desde la creación del SIEMPRO (Sistema de Información, Evaluación y Monitoreo de Programas Sociales) en 1995, tanto en la práctica de la evaluación y el monitoreo como la organización de sistemas de información y en la capacitación y difusión de una cultura evaluativa. Por eso se podría concebir este antecedente como un "período de siembra". Sin embargo, del análisis surge que la relevancia de los programas que han sido evaluados es escasa si se los relaciona con el conjunto de programas y servicios sociales de política contra la pobreza. También se observa que los procesos de evaluación no responden a una programación ordenada, que la participación de los involucrados es muy escasa y que el aporte de la evaluación a la política y al proceso de toma de decisiones es ínfimo. El inicio de una nueva gestión de gobierno y la reactivación del Gabinete Social, junto a la experiencia ganada y el estado de conciencia alcanzado, constituyen un ambiente propicio para desarrollar un "período de cosecha" en el cual las prácticas de la evaluación y el monitoreo se extiendan sistemáticamente al conjunto de programas nacionales y provinciales en el marco de un espacio de relaciones en red. En la búsqueda de opiniones calificadas acerca de una buena práctica de la evaluación se repasan los aportes de diversos autores expertos en evaluación. Estos coinciden en que el propósito de la evaluación es indagar, investigar, en suma, generar conocimiento para valorar la intervención que se hace con el objeto de transformar la realidad social. En este sentido, sostienen que debe producir información sobre los efectos, los impactos y la implementación, como así también sobre los procesos de planificación. Destacan que ésta debe ser útil, es decir, que debe estar al servicio de la toma de decisiones y, en consecuencia, que sus conclusiones tienen que ser válidas y deben ser entregadas a tiempo. Agregan que la evaluación debe estar orientada de manera creciente a la clarificación de problemas y al análisis de intervenciones a nivel de políticas y estrategias. De este modo, cada vez se hará más necesario contar con los puntos de vista de los múltiples involucrados y conformar instancias de diálogo, mediación y generación de consenso. Finalmente, se recomienda utilizar una amplia variedad de métodos -dado que ningún método es infalible- teniendo en cuenta distintas perspectivas teórico-metodológicas y combinando herramientas de tipo cuantitativo y cualitativo.