Gestión ética en la administración pública
Resumo
En el proceso de tratar de promover la ética en la administración pública, la ética en sí misma ha perdido protagonismo. Como sociedad, hemos creado cuerpos normativos cada vez más complejos para la regulación de la conducta, pero al ser normas heterónomas no tienen un impacto real en la comprensión y aceptación autónoma, que es donde la ética encuentra sentido. Hemos confundido la ética con el derecho y la coacción, aplicando las mismas medicinas que ya nos habían fallado: la imposición de reglas sin poner en juego la voluntad y la razón de los sujetos receptores de estas, lo que explica por qué los resultados no han sido los esperados. También nos enfrentamos con seudo especialistas que nos la hacen ver como un negocio o un mero ejercicio motivacional. La ética tiene que ver con la dirección y los fines que cada persona da a su vida y con los fines de las organizaciones, con el telos descrito desde los antiguos griegos. También tiene que ver con los deberes, pero no como imposiciones, sino como aquellos que el individuo acepta haciendo un uso voluntario, razonado y responsable de su libertad, bajo el entendido de que le convienen a él y a la sociedad en la que vive. Con lo anterior como base, se propone enmendar el rumbo, no en el sentido de desechar las normas legales y disciplinarias que efectivamente son necesarias, sino en adicionar acciones preventivas y educativas, que es lo que realmente corresponde a la ética cuando se le entiende bien. Para ilustrar lo anterior, se propone el Modelo de Gestión Ética que se implementa en Costa Rica bajo la dirección de la Comisión Nacional de Rescate de Valores. Dicho modelo, no se centra en la corrección y sanción de las conductas (acciones necesarias pero insuficientes por sí solas) sino en la educación del sujeto, en este caso, del servidor público y en la forma en que se gestionan o administran las organizaciones. De esta forma, la ética encuentra cabida en los procesos de reclutamiento, selección, capacitación y evaluación de desempeño; en la planificación, elaboración y seguimiento de objetivos y metas institucionales y en los procesos de educación moral donde los servidores públicos pueden confrontarse con las normas jurídicas y acatarlas, no por temor al castigo, sino por una convicción auténtica en su conveniencia. En la presente monografía se presenta un encuadre sobre la ética, particularmente sobre la ética aplicada a la administración pública y se hace una distinción con respecto a otras medidas, como las jurídicas y las motivacionales. Posteriormente se reseña el Modelo de Gestión Ética que se ha implementado en Costa Rica y, finalmente, se ilustra con el caso de una institución pública costarricense, específicamente, el Poder Judicial.