Violencia, posconflicto y descentralización
Abstract
La permanente violencia y sus lógicas de poder sobre el territorio ha marcado la vida de los municipios colombianos, fundamentalmente de los más frágiles y vulnerables, ubicados en las zonas de conflicto y con menores capacidades de respuestas a las demandas de la sociedad. Por ello la discusión sobre la descentralización y/o centralización conlleva históricamente el sello del destino de la violencia. Agudizado lo anterior por las estrategias violentas a las cuales han acudido los actores armados inmersos en el conflicto dentro de sus objetivos de dominio sobre las administraciones públicas, vía orientando su acción y/o recursos financieros que terminan alimentado la guerra y/o legitimándose frente al ciudadano. La apropiación violenta de lo público Estatal y sus demás dimensiones, por parte de grupos ilegales, en especial en las décadas de los ochenta y noventa del siglo pasado, conllevó a una situación de ingobernabilidad e inviabilidad de las propias administraciones subnacionales, ahogadas, en ocasiones, en la lucha abierta por el dominio y control del territorio. Quizá las manifestaciones más agudas de esta problemática en Colombia son el drama de desplazamiento forzado y las alianzas públicas entre actores armados y políticos, servidores públicos y gremios económicos. Este escenario complejiza la viabilidad de la descentralización, pues sostenemos que la profundización de la descentralización está asociada a un clima de paz. El escenario del posconflicto, en el horizonte próximo supone para esta (la descentralización) en Colombia un nuevo sentido marcado por dinámicas relaciones entre los distintos niveles y orientadas por agendas públicas, distanciadas de la desconfianza y temor que marcaron la descentralización, bajo el discurso que cualquier radicación de poderes en el gobierno subnacional terminaba alimentando los actores ilegales. El desafío es consolidar un municipio que asuma las demandas sociales donde en se justifica la propia violencia.