La profesionalización de la función pública: los cuadros directivos
Resumen
En la Función Pública Directiva (FPD) confluyen la autoridad política (Bozeman) y los empleados públicos profesionales. Además, en el ámbito público, tanto la función de dirección como el área directiva están desigualmente definidas y están condicionadas por la mayoría política de gobierno. Profesionalizar la FPD es, pues, revisar las relaciones entre política y administración, pero también las de la dirección con el resto de la organización. La profesionalización de las organizaciones y de las personas comienza por su cúspide jerárquica. En las dos últimas décadas ha habido un avance de la profesionalización de la FPD en los países de la OCDE pero, en América Latina, aún se adolece de sistemas profesionales de función pública. Se trata de definir un concepto operativo de directivo público para contemplar una profesionalización de la FPD que se centre en las personas, no exclusivamente en las organizaciones. De esta forma, se pueden diseñar estrategias para la profesionalización de la FPD que permitan impulsar los procesos de profesionalización sin requerir el servicio civil de carrera como paso previo. Los nuevos modelos de gestión pública incorporan herramientas y valores de la gestión de negocios privada; sin embargo, no se ha revisado adecuadamente el cambio que esto supone para el perfil del directivo, que está más anclado en un Estado de derecho que algunas veces no existe y que otras no sirve para proveer y producir los servicios y políticas públicas de gestión de la innovación del siglo XXI. Los conocimientos de derecho o contabilidad siguen siendo necesarios en el ámbito público pero hay otros conocimientos y destrezas que hay que adicionar en el perfil del directivo público para poder gestionar la calidad, el desarrollo económico sostenible y la gobernanza. La FPD requiere una nueva conceptualización desde un horizonte generalista, de gestor público de organizaciones y personas sometidas a un cambio acelerado y constante.