La gobernabilidad en México en el contexto de la alternancia y promoción de un proyecto público inclusivo

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Data
2013Autor
Pérez Fernández del Castillo, Germán
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El presente documento analiza los cambios que la globalización acarreó para los Estados de América Latina. Explica que hubo tres momentos en los que el Estado, antes el garante del bienestar de la sociedad y el dotador de identidades, perdió su poder y su capacidad de organizar la vida social frente al mercado. El primer momento, denominado como déficit fiscal , en el que la Comisión Trilateral hizo evidente que muchos países tenían que ajustar sus políticas para evitar la sobrecreación de expectativas, debido a que aquéllos se encontraban operando con números rojos. El segundo momento consistió en una venta masiva de empresas públicas; particularmente en el caso mexicano, luego de los años ochenta el gobierno vendió más de novecientas empresas, con lo cual la dirigencia de la economía fue cedida del Estado a los empresarios. El tercer momento alude a una liberalización extralimitada, en la que se firmaron acuerdos en aras de formar un mercado mundial. Para que ello fuera real, los ajustes no fueron meramente macroeconómicos, sino que repercutieron en algunos puntos de la economía real, como el precio de las mercancías, el empleo y los salarios. El texto además asevera que estos tres momentos tuvieron dos consecuencias: el empobrecimiento del Estado y el aumento de la injusticia y la desigualdad en la sociedad. Ello se refleja en el hecho de que ahora son las grandes empresas las que controlan la economía, sin un Estado que las vigile y sirva como contrapeso. Derivado de esto, dichas empresas se convirtieron en verdaderos poderes fácticos, cuyas decisiones terminar por afectar no sólo a la economía, sino a la imagen de la política frente a la opinión pública y a la sociedad misma. En el texto aseguro que un sano ejercicio del poder político en los regímenes democráticos, es consecuencia de la legitimidad con la que fueron electos aquellos que toman las decisiones por la ciudadanía. Es por ello que las grandes empresas no pueden suplir al Estado: toda decisión que tomen y afecte directamente a la sociedad cae en el terreno de la ilegitimidad, debido a que estos poderes no se sujetaron al ejercicio del refrendo popular. Como una posible solución a ello, planteo dos posibles salidas: una, que los gobiernos de los Estados formen una unión transnacional en contra de los grupos fácticos globales, como el crimen organizado y las grandes corporaciones; y dos, replantear las bases sociales de la política. Ello implica atender a la emergencia de nuevos grupos de la sociedad civil que se plantean frenar algunos de los efectos perversos de la globalización. Cualquier intento de los grupos de la sociedad civil de frenar los abusos del mercado, es inútil si no cuenta con la ayuda del Estado nación.