Cómo toman decisiones los ministros: en búsqueda de un marco conceptual
Fecha
2011Autor
Larraín Aninat, Fernando
Retamal V., Isabel
Metadatos
Mostrar el registro completo del ítemResumen
Uno de los desafíos de Iberoamérica es lograr que el crecimiento económico se traduzca en mejoras de la calidad de vida de los ciudadanos. Para lograrlo, es fundamental tener políticas públicas de calidad. En este sentido, conocer cómo influyen los diferentes actores y el Alto Gobierno en el ciclo de política pública se torna relevante. El documento tiene por desafío comprender cómo toman decisiones los ministros, analizando las estructuras subyacentes a este proceso y sus componentes centrales. Las decisiones ministeriales ocurren en escenarios de marcada volatilidad e incertidumbre y se ven afectadas por distintos factores. Primero, la información con la cual cuentan los ministros, existiendo una carencia de mecanismos institucionales que aseguren los requerimientos de celeridad y flexibilidad propios de los tiempos ministeriales. Segundo, los grupos de presión, donde las decisiones públicas son un proceso complejo en el cual se conjugan diferentes intereses. El poder anticipar las acciones de estos grupos, permite un mayor margen de maniobra y facilita que el proceso concluya de forma exitosa. Tercero, las características de intersectorialidad de un gobierno, ámbito en el cual por lo general no están alineados los intereses ni la forma de tomar decisiones. Es común que el aparato administrativo posea un déficit asociado a la coordinación estratégica y debilidades en los mecanismos de coordinación interministerial. Por último, la personalidad de cada ministro, que impacta su estilo de trabajo y liderazgo. Los gobiernos necesitan actualizar sus estructuras para realizar un manejo efectivo de sus condiciones cambiantes y un proceso de toma de decisiones adecuado. El contexto político de la región alerta sobre la necesidad de buscar una institucionalidad y procesos de toma de decisión que permita implementar políticas públicas de calidad, que dependan en su diseño no solo de la visión de turno que se adopte y sí de exigencias institucionales de lograr acuerdos a largo plazo. En la toma de decisiones no hay recetas únicas y los procesos de decisión no deben estar sujetos a las habilidades e iniciativos de cada ministro, sino que deben asentarse en bases institucionales que aseguren algún método adecuado para tomar decisiones en el Alto Gobierno. Los ministros deben poseer herramientas que les permitan ejercer un liderazgo sustentado en la gestión coordinada de la toma de decisiones, de forma tal de asegurar la viabilidad política y técnica de una decisión.