El servicio civil como sistema político
Abstract
Los servicios civiles, mal que les pese a quienes creen que el único paradigma organizacional es la empresa, no son las gerencias corporativas de relaciones industriales de los Estados sino, por el contrario, parte esencial del sistema político de las sociedades modernas. En efecto, las personas que trabajan en la administración pública no son empleados del Estado sino servidores públicos que tienen, por esta condición, compromisos que cumplir ante la sociedad y no solamente ante sus patrones. Además, en tanto ciudadanos, ejercen su derecho de trabajar para el Estado como servidores públicos. Ninguna otra relación laboral tiene todas estas características. En este marco, los servidores públicos conforman un grupo de especial importancia en toda sociedad moderna, cuya misión es hacer su trabajo de modo tal que un segundo grupo no menos importante -el de decisores políticos electos y designados- pueda ejercer sus mandatos, aunque sólo dentro de las reglas de juego que les son permitidas al primero. Esta relación, puede no ser armónica y desenvolverse como una lucha, a veces abierta y otras, disimulada, en la que armas igualmente poderosas son la discrecionalidad política de unos y la resistencia burocrática de otros. Al menos, dos graves daños colaterales son esperables en este contexto: insatisfacción de las necesidades de la sociedad y degradación de la institucionalidad pública, manifestada especialmente como falta de transparencia e inequidad hacia adentro y hacia afuera del Estado. El trabajo analiza el papel de los servicios civiles en esta tensión desde la perspectiva de que el valor público es, justamente, la contracara de estos dos daños.