El valor de la política en la construcción de la democracia: la administración pública como fuerza integradora
Abstract
La recuperación del pensamiento político para analizar y comprender al Estado y su interacción con la sociedad, es una necesidad ineludible por la compleja realidad del contexto de globalización. La Administración Pública, como parte esencial de los procesos de gobierno, debe asumir nuevas funciones frente a renovados referentes, tales como la pluralidad, participación, construcción de institucionalidad, democracia, cohesión social, gobernanza y globalización, principalmente. La perspectiva política focaliza la acción en el interés general y recupera la visión de Estado en la Administración Pública, que le corresponde como disciplina social. La política propicia contextos de democracia, cuyas reglas han aceptado y asumido todos los movimientos sociales y las instituciones y actores políticos; implica negociar, dialogar, acordar, sin usar la violencia. Por ello, las demandas sociales deben poder emerger y expresarse en el sistema político democrático y se debe contar con mecanismos de reconocimiento mutuo, gestión de conflictos y negociación. En la política con contenido ético conviven tanto coincidencias como disidencias, no existe la lógica de que el ganador destruye o excluye al perdedor. El discurso antipolítico, intencional, que privilegia un individualismo exacerbado frente a la asociatividad que busca el bien social superior, se nutre de la desculturización propiciada por algunos medios de comunicación. Es una forma de hacer política descalificando a la política y a los políticos. El cumplimiento de los fines básicos del Estado en una sociedad compleja, enfrenta tensiones que tienden a la desintegración (conflictos, distracciones, malos gobiernos) o a la integración (buen gobierno) de la sociedad y el Estado. La integración implica aprovechar al máximo los foros de negociaciones políticas, principalmente el Congreso o Parlamento; fortalecer o crear espacios para lograr acuerdos; y depurar y mejorar constantemente las instituciones gubernamentales para dar vida y contenido a los acuerdos políticos. La tarea integradora del gobierno, de gran contenido político, descansará en una Administración Pública profesional bien articulada, clara, comprometida y firme, capaz de salvaguardar el interés de la sociedad, concentrarse en lo trascendente e impedir que fuerzas contrarias al interés público conduzcan a los gobernantes y gobernados hacia la distracción. La Administración Pública como fuerza integradora representa el equilibrio propulsor del cambio ordenado. La Administración Pública posee una estructura vital para realizar reformas, pues constituye un conjunto de instituciones dotadas de autoridad, presupuesto público, legitimidad democrática y masa crítica para el cumplimiento de sus funciones. Abordar la Administración Pública como fuerza integrado, sólo es posible con una Visión de Estado, que tenga como referente los objetivos públicos que le dan sentido y forma: mantenimiento de la estabilidad, la paz social y el desarrollo sustentable.