Sentando las bases para una política cultural sustentable: el caso de la Secretaría de Cultura del gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Resumen
La presente ponencia se refiere a mi gestión como coordinadora en el Rediseño del Sistema de Programación y Seguimiento de la Gestión de la Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Esta responsabilidad se ejerció en el marco de la asunción de una nueva gestión con un mayor plexo de competencias tanto por la incorporación de nuevas áreas, institutos y obras de infraestructura como por nuevas funciones, lo que configuraba un universo de gestión novedoso y particular. En dicho marco, la ponencia puntualiza las estrategias de gestión concurrentes para la implementación de un nuevo modelo de programación de la política cultural y su sistema de monitoreo, en un ámbito dinámico demarcado como jurisdicción por una cultura organizacional estática y definida por la burocratización de procesos y sistemas de gestión. En la práctica, el desafío implicaba proponer un enfoque conceptual diferente y crear los instrumentos necesarios para definir, programar y evaluar la política cultural del Gobierno de la Ciudad, en tanto la burocracia, los sistemas de gestión anacrónicos y el apego a los procesos y a las normas por encima de los propios objetivos, condicionaban, neutralizaban e incluso inhibían la posibilidad efectiva de la propia existencia de una política cultural que trascendiera un modelo histórico de un conjunto de acciones dispersas y aisladas. En la ponencia presentaré el modelo conceptual propuesto y su aplicación en instrumentos diseñados bajo la premisa de flexibilidad para su utilización por dentro o por fuera de la exigencia de la normativa. Desarrollaré cómo incorporé la variable descentralización territorial dentro del seguimiento y evaluación de la gestión, aprovechando recursos existentes y disponibles. Finalizaré relatando la estrategia elegida para asegurar la continuidad del proyecto, aprovechando iniciativas existentes en la jurisdicción con objetivos coincidentes. Por ello, no se presenta tan sólo como una buena práctica en modernización de gestión, sino que trasciende la misma para convertirse en un punto de partida que permite entender mejor la realidad de la acción cultural en función de los intereses de los propios ciudadanos destinatarios de ésta. Estamos hablando, entonces, del relato de una experiencia de lo que puede llamarse un triple cambio. Cambio de modelo, de prioridades y, por sobre todas las cosas, de un cambio conceptual que no se limita en definir las líneas de acción cultural y su control para la Secretaría de Cultura, sino que genera las condiciones objetivas para garantizar su sustentabilidad y el cumplimiento de los objetivos propuestos.