Los organismos administrativos autónomos como instrumento de gobernabilidad
Resumo
La complejidad de la vida política contemporánea torna cada vez más difícil la actividad gubernamental. Una de las razones para ello parecería ser la imposibilidad que enfrenta el gobierno para atender a cada una de las actividades sociales, crecientemente diversificadas. Las variables demográficas, políticas, tecnológicas y económicas, sumadas a los efectos de la internacionalización (o globalización), exigen separar los intereses inmediatos y urgencias políticas del gobierno, de las necesidades constantes y permanentes del Estado. El interés común exige distinción de esferas políticas, del mismo modo que otrora fue requerida la división de poderes. Varios países han creado autoridades administrativas independientes o autónomas (denominadas también agencias, entes, entidades, etc.), que funcionan dentro de la estructura del Estado pero aseguran el cumplimiento de su misión institucional, al margen de los vaivenes y compromisos inmediatos que son connaturales a los gobiernos. En América latina existen casos antiguos -como el de las universidades públicas autónomas- y otros más recientes, como el de los entes o agencias reguladoras. Cumpliría ahora, dar mayor grado de autonomía a aquellas instituciones que exigen continuidad y tranquilidad para la provisión efectiva de sus servicios. Es el caso de las entidades de carácter científico y tecnológico, de los entes incumbidos de las estadísticas y censos nacionales, de las comisiones de energía nuclear, de los organismos vinculados a la salud pública, entre otros. Podría pensarse, también, en las empresas del Estado. Esta ponencia se propone el análisis de ese tipo de institución, relata las principales experiencias comparativas y plantea los posibles requisitos y procesos para su creación.