El uso del benchmarking como herramienta de mejora en la profesionalización del servidor público

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Data
2006-11Autor
Hartasánchez Garaña, José Miguel
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Mostrar registro completoResumo
El uso del benchmarking para la mejora en la profesionalización del servidor público constituye un embate frontal hacia el mejoramiento individual y hacia el aprendizaje colectivo de la institución. Este aprendizaje se convierte en una fuente inagotable de innovación pues potencia sus activos intelectuales y amplía la gama de servicios públicos dirigidos a la ciudadanía. El directivo público debe comprender a cabalidad las características de la gestión pública moderna, que le obligan a servir de puente y de coordinador entre el estrato político que le reclama sensibilidad hacia sus prioridades ideológicas y el estrato operativo de la administración pública que está más cerca de los ciudadanos y que por tanto conoce y procura mejor sus necesidades y aspiraciones. Para realizar esta difícil gestión el directivo público debe contar con las herramientas más adecuadas. El campo de acción del benchmarking es muy amplio y versátil. Se puede usar igualmente para comparar procesos, características de productos públicos, niveles de servicios públicos, experiencias en proyectos de focalización, de participación pública, sistemas de comunicación pública y social y para la evaluación del desempeño de funcionarios públicos. El benchmarking le permite al directivo público aprender y aplicar con mayor velocidad y certeza avances inspirados e impulsados por las mejores prácticas alcanzadas realizando funciones paralelas sin importar en qué espacio de la organización institucional se están realizando y sin importar fronteras nacionales para su validación como prototipo de comparación. La aplicación del benchmarking en instituciones y organismos públicos debe entenderse como la utilización de una herramienta orientada al mejoramiento a través de una búsqueda externa de referencias. Esta orientación hacia el exterior se ve reforzada por el gran número de técnicas y recomendaciones que los expertos de muchos países hacen para mejorar en todos aspectos. Dirigida no solamente en la reducción del gasto o en una mejor gestión del presupuesto, sino a entender mejor las preferencias y necesidades de los ciudadanos en lo que respecta a la calidad del bien público y al nivel de servicio que se espera. La inexistencia de indicadores estandarizados en la función pública puede favorecer la elección de esta herramienta, pues en su uso se aceptan criterios y situaciones de entornos sociales, políticos y económicos muy diversos. El benchmarking se tiene que realizar a través de un proceso (en el trabajo se propone un modelo de cinco fases) a través del cual se deben ir planteando y contestando secuencialmente preguntas como son: qué se va a medir, cómo medirlo, quién debe considerarse sujeto de comparación, cómo se incorporarán esas medidas a la propia organización, y también cómo convertir este proceso en un mecanismo dinámico de aprendizaje y mejoramiento continuo. En el trabajo se sugieren algunas condiciones que pueden incrementar las probabilidades de éxito en la realización de un bechmarking.