Informe final
Resumen
La lucha contra la corrupción ha tenido avances significativos. Sin embargo, la corrupción perfecciona sus métodos para contener las estrategias de combate al mal. Los avances aparecen a menudo como temporales y la corrupción afecta a los más altos niveles. Por ello ha surgido la preocupación por analizar los obstáculos para la lucha institucional contra la corrupción. Se presentan obstáculos institucionales a nivel internacional, especialmente la falta de colaboración efectiva de los países centrales, y a nivel nacional, sobre todo la falta de autonomía y continuidad de las instituciones, así como la limitación de recursos. Se presentan obstáculos políticos, principalmente por la falta de voluntad política del poder constituido y por la conformación de redes de complicidad. Se presentan obstáculos culturales por la difusión de una ética utilitarista-individualista y la persistencia de costumbres de utilización populista de los bienes públicos. Progresivamente se han construido estrategias cada vez más integrales, pero los obstáculos se adaptan a cualquier estrategia y continúan. El obstáculo principal en casi todos los países es la falta de voluntad del poder constituido para enfrentar la corrupción. La corrupción política se asienta sobre todo en la construcción de redes de alianzas, complicidad e impunidad de los diversos actores poderosos que intervienen en la cadena, es decir, en la construcción de un poder de la corrupción. Para poder enfrentar este mal, sobre todo en su forma generalizada y sistémica, se requiere un nuevo poder, la alianza estratégica del aparato anticorrupción del Estado, con la participación de la sociedad civil y la acción de la opinión pública. Se debe considerar la construcción de un poder autónomo, donde los organismos públicos encargados del combate a la corrupción se ubiquen entre un carácter estatal y una profunda vinculación a la sociedad civil, entre el poder constituido y el poder constituyente.