Gobernabilidad y participación : el referendo revocatorio en la situación actual de Venezuela
Resumen
Nuestra crisis de gobernabilidad, compleja y afectada por la globalidad, tiene sus raíces en la crisis iniciada en los ochenta, la que se ha expresado en sentido económico, financiero, social y político, pero en la actualidad es un problema fundamentalmente político, entendido el término en su más amplio sentido. Para su atención, se conformó una mesa de negociación y acuerdo con la facilitación internacional, iniciada con una comisión tripartita (OEA, PNUD, Centro Carter) y luego ampliada con la conformación de un Grupo de Países Amigos de Venezuela. Y aunque no produjo resultados inmediatos y tangibles, ha sido un instrumento idóneo para alcanzar una salida acordada o negociada que sea pacífica, democrática, constitucional y electoral. Cuatro han sido las opciones presentadas como salida a la crisis. Dos de ellas resumidas en la propuesta Carter, que recoge, con su aval, las propuestas iniciales de las partes en conflicto. La enmienda constitucional recortar el periodo del Presidente de la República y de la Asamblea Nacional a 4 años, considerando concluido este periodo, para realizar unas elecciones nacionales prontamente; y el referendo revocatorio, instrumento constitucional del que dispone el pueblo venezolano para revocar el mandato de los titulares de los órganos del Poder Público, que no constituye realmente una propuesta, sino que el gobierno la había recomendado a la oposición. Ellas, como posiciones, no eran negociables, pero en la mesa se podía acordar modalidades del contenido de la enmienda aceptable a los intereses de ambas partes, o convenir un margen de seguridad para la oposición asumir la iniciativa del revocatorio, en condiciones también convenientes a los intereses del gobierno, para dirimir el conflicto en un ambiente menos hostil y sin violencia, lo que se planteó en la mesa, y se logró para el revocatorio con el acuerdo gobierno-oposición. Las otras dos opciones no se podían descartar, ya que si el referendo consultivo había sido suspendido por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), en la mesa pudo haberse concertado condiciones para su ejecución, pues aunque no producía efectos revocatorios, pudo haber sido un instrumento para la búsqueda de salidas conforme a reglas de convivencia pacífica; mientras que la Asamblea Nacional Constituyente podría ser asumida por la oposición, convocada por iniciativa popular, pero para no producir una nueva crisis, debería hacerlo en un marco de acuerdos sobre las reglas de juego y las pautas de elección y funcionamiento. Nos centramos en el examen del revocatorio como instrumento de mayor factibilidad, sin olvidar que cualquiera de las salidas sólo tendría sentido en el marco de un acuerdo negociado para asumir, como responsabilidad compartida, la recuperación económica y social, así como la pacificación del país, incentivando la moderación y la tolerancia.