La evaluación de las políticas de empleo : hacer de la necesidad virtud
Abstract
El contexto actual de altos niveles de desempleo en el que se encuentra inmersa la sociedad europea, ha llevado a un desarrollo muy significativo de las políticas activas de empleo. La búsqueda de técnicas y metodologías que hagan posible introducir racionalidad en la valoración de los impactos de estas políticas, se ha convertido en uno de los objetivos prioritarios para su puesta en marcha. Actualmente, se reclama la intervención de una administración pública que demuestre haber aprendido de las lecciones de la experiencia y sepa adaptar los viejos instrumentos de política económica a las nuevas condiciones de un mundo globalizado que demanda, para las regiones, estrategias de desarrollo que potencien la utilización de los recursos locales incorporando las mejores prácticas. Y este hecho es especialmente significativo para el caso de las políticas de empleo. Adicionalmente, la nueva economía está revolucionando la estructura productiva tal y como la conocemos. De ahí la necesidad de incorporar, en el diseño de las políticas de empleo, el análisis de la incidencia en la segmentación del trabajo y en la externalización de los mercados que este nuevo sistema provoca. Es en este marco donde la evaluación cobra especial relevancia, fundamentalmente como mecanismo legitimador de esa nueva intervención, donde transparencia y eficiencia son sus expresiones más inequívocas. Así, la evaluación no sólo es importante por la información que suministra a todos aquellos interesados en conocer los resultados de una política, sino por su efecto de retroalimentación en el proceso de elaboración de políticas y planes públicos, donde sus conclusiones y recomendaciones sirven de base para planificaciones futuras, en un intento de introducir racionalidad en la toma de decisiones. Así, la evaluación debe ser entendida como un proceso de aprendizaje o formación; un instrumento para mejorar el conocimiento de los implicados en sus propios programas. Los responsables de éstos aprenden a administrarlos, gestionarlos y adaptarlos a las necesidades del momento y del entorno, que se modifica constantemente. A la luz de los resultados de las evaluaciones, si se revela como necesario, los decisores pueden ir introduciendo modificaciones en la política de cara a conseguir los objetivos propuestos, o incluso pueden cambiar los objetivos si se ha detectado que las necesidades de la población objetivo han ido evolucionando en otra dirección. En definitiva, ante una realidad de creciente complejidad, los planificadores de las políticas de empleo -al igual que está pasando en el mundo del arte- debemos "dar el salto" de espacio bidimensional (causa-efecto) que proporciona la antigua foto fija de matriz DAFO ( que expresa sólo lo que buscamos) para avanzar en algo más holístico, más integral, como es la evaluación para expresar lo que deseamos: Es como avanzar de la escultura (planificación por programas) a la fotografía (programación operativa) y, de esta, a la conjunción de proyección, vídeo, sonido y, por supuesto, fotografía sobre la escultura (planificación holística con la metodología práctica de marco lógico) cerrando el ciclo "problema-solución" de manera participativa.