Los gerentes públicos en la gestión del cambio
Resumo
Cuando se evoca la modernización de la administración pública, se involucra al proceso de cambio que permitirá de un modo más satisfactorio responder a las necesidades de los usuarios. Ello implica prácticas flexibles a las condiciones generalmente cambiantes del entorno. El escenario mundial en las últimas décadas nos ha dado claras muestras de que estos cambios en la administración se operan de una forma más permanente que en la primera mitad del siglo XX. Las exigencias respecto a la obtención de resultados se han ido incrementando, la búsqueda de eficiencia ha sido una constante, por lo menos en el plano teórico. Desentrañar -a través de experiencias concretas en empresas públicas-, los diferentes elementos que caracterizan este proceso, en particular la profesionalización gerencial en lo que refiere a la ética inherente a su función y a los aspectos comportamentales comprometidos en las organizaciones, servirán de excusa para una reflexión más profunda que oriente a la consolidación de modelos viables de cambio. La experiencia ya recorrida por otros países en este ámbito debe ser incorporada al análisis pero la conjugación que -en cada país y en cada empresa pública en particular-, se haga del verbo modernizar, deberá contemplar una adecuada adaptación a las características de la organización y a los recursos disponibles en cada momento, en una organización y sociedad dada. Este es el desafío central para nuestros países, mejorar la performance de nuestras organizaciones públicas a partir de prácticas creativas que potencien nuestros propios saberes y recursos. Los gerentes públicos como actores clave en el proceso de transformación deberán atender tanto las nuevas habilidades requeridas en su formación técnica como un particular cuidado en la modalidad de gestión de los recursos humanos con vistas al cambio. En este plano, los aspectos comportamentales y de liderazgo institucional seguramente jugarán un rol preponderante en el sano decurso de esa acción. El gerenciamiento de los recursos humanos debe contemplar la creación o recreación de muy buenas condiciones de trabajo, generando estímulos permanentes para el crecimiento y estimulando la generalización de aquellas prácticas saludables en lo que a la trama de vínculos laborales se refiere. Existe una variedad de factores que intervienen y atraviesan las distintas experiencias organizativas, en general la producción grupal y el aporte multidisciplinario se visualizan como denominadores comunes para hacer posible un ambiente de trabajo desafiante y productivo a la vez. En este sentido, dicho marco tendrá su asiento principal en las concepciones teóricas de autores como Argyris, Crozier, Mintzberg y Schvarstein, en lo que respecta al reconocimiento de la singularidad de cada organización y al valor agregado por las personas que en ella trabajan. Al decir de Hervé Sérieyx no se trata de gestionar conductas sino de liberar talentos.