La política cultural nacional de los años noventa en la Argentina
Resumo
Se examina la política cultural nacional de los años noventa en la Argentina, en relación con el proceso de reforma, achicamiento y redefinición del rol del Estado en el marco de la crisis y el ajuste económico. Se comentan los objetivos de la acción en el área de la cultura, se reseñan los logros alcanzados hasta 1995 y se discuten las perspectivas para el futuro en esta materia. El escenario mundial de la "postmodernidad" impone nuevas formas de producción y procesamiento de las identidades colectivas. El nuevo paradigma económico prefigura una sociedad mercantilizada regida por las leyes del mercado, el consumo y la evasión, en la que se profundiza la brecha de inequidad entre los pocos que tienen mucho y los muchos que tienen poco. Los años noventa encuentran al sector cultural argentino obligado a adecuarse institucionalmente a nuevas exigencias, ante reformas en el ámbito del Estado que han implicado la transferencia de responsabilidades hacia los estados, provincias, municipios, y también hacia la sociedad civil. Este proceso institucional impuso en todos los sectores de la administración pública la necesidad de redefinir el perfil estratégico y estructural de sus organismos, en el seno de una sociedad que aspira a mejorar su calidad de vida y revalorizar su identidad cultural. Lo positivo de la reforma que se comienza a cumplir a partir del año 1991 se sustenta en dos pilares básicos, a saber: la aprobación en tiempo y forma del Presupuesto de Administración Pública Nacional y el control de gestión presupuestaria en etapas de su ejecución en base a las normativas legales que los sustentan y enmarcan. Este año se aprecia una real preocupación por redimensionar el sector cultural de la administración pública, y se anuncia su rejerarquización mediante la conversión de la Secretaría de Cultura en un Ministerio. La acción cultura se desenvuelve en función de determinados objetivos que en la actualidad están vigentes y en torno a los cuales se han logrado algunos avances significativos. Entre dichos objetivos se incluyen los siguientes: intervenir en la circulación, importación y exportación de bienes culturales; coordinar acciones para consolidar los valores históricos y culturales como factor de unidad nacional; estimular la creación literaria, el desarrollo editorial y el fomento de la lectura; fomentar las investigaciones sobre cultura nacional y latinoamericana. La propuesta de administración cultural pública implica una gestión creativa. Es imprescindible una administración con ideas, planificación y proyectos que partan de un conocimiento de las necesidades reales de la gente, a partir de un diagnóstico objetivo, ya que sólo conociendo el mercado es posible diseñar estrategias razonables y efectivas. Se concluye que, tratándose de la administración pública de la cultura, la eficiencia está subordinada a la eficacia, la que a su vez está asociada al concepto de responsabilidad social - accountability - según la cual la administración debe rendir cuentas y responder por sus actos en función de la necesidades y prioridades de la comunidad. C.S.