Oportunidades para la profesionalización de la administración pública : análisis a la luz de la experiencia del servicio profesional electoral
Abstract
Durante los últimos años, tanto académicos como políticos y funcionarios públicos han estado insistiendo en la necesidad de profesionalizar el gobierno. De hecho, puede decirse que existe prácticamente un consenso sobre la necesidad, e incluso urgencia, de instaurar en la administración pública federal un sistema de carrera que, a la vez que dé estabilidad en el empleo a los servidores públicos, garantice que el mérito y la competencia serán los criterios que rijan su desarrollo laboral. No obstante, a pesar de este consenso, las discusiones en la materia se refieren generalmente a analizar la pertinencia de un sistema de carrera o a hacer análisis comparativos de experiencias internacionales. La posición del autor es que ha llegado ya el momento de discutir mecanismos concretos para instaurar un servicio civil, y hacer un análisis riguroso de las oportunidades y los retos que las condiciones actuales del sector público presentan para su implantación. Así, no se trata únicamente de decidir cuál sería, en términos teóricos, el mejor sistema de carrera, sino de proponer, concretamente, respuestas puntuales a las condiciones del gobierno en América Latina. Es decir, un sistema de carrera que no sólo esté bien diseñado, sino que sea congruente con la realidad en la que se pondrá en práctica. Se toma como punto de partida el caso del Servicio Profesional Electoral por tratarse de una experiencia reciente y con buenos resultados, que combinó las mejores prácticas internacionales con las necesidades organizacionales. De esta experiencia se pueden obtener algunas guías sobre las principales oportunidades para instaurar un servicio civil, así como los retos más importantes. A grandes rasgos, la conclusión es que, más allá de la conveniencia de un servicio civil para la administración pública, es claro que existen retos muy importantes para superar (lagunas legales, cultura burocrática poco propensa al cambio, inercias, etc.), pero que, como demuestra el caso del Servicio Profesional Electoral, es posible echar a andar un sistema de carrera cuando se hace un diseño cuidadoso, se involucra a autoridades y trabajadores, y se generan consensos; en otras palabras, cuando se ofrece un juego de suma positiva, donde tanto autoridades como funcionarios ganan, pues se obtienen mayores beneficios que con el sistema previo; y en el que los costos son ampliamente superados por los beneficios que produce el buen desempeño de cada funcionario y de la organización pública en general.