¿Cómo enfrentar los déficits sociales de América Latina? Acerca de mitos, ideas renovadoras, y el papel de la cultura
Abstract
Se señalan los vínculos entre la situación social, las respuestas posibles y los marcos culturales en América Latina. Se reseña la situación social de la región, se identifican mitos fuertemente anclados en las percepciones de grupos de alta influencia, que actúan bloqueando la superación de los problemas, y se comentan los posibles aportes desde lo cultural a la problemática social. La evolución de la situación social en América Latina muestra ciertas tendencias persistentes que parecen asentarse en aspectos estructurales de la realidad. Entre ellas se pueden señalar las siguientes: crecimiento absoluto y relativo de la pobreza; degradación de la "calidad" de la pobreza; el carácter discriminatorio de la pobreza hacia los niños; la feminización de la pobreza; dificultades en las condiciones básicas de empleo e ingresos; la irrupción de los "nuevos pobres"; el debilitamiento de la unidad familiar; y el ascenso de la violencia. Los agudos problemas sociales que presenta la región son totalmente contradictorios con su elevado potencial natural de recursos económicos. Por consiguiente, es necesario buscar explicaciones en la historia socioeconómica de América Latina, en su modo de inserción en la economía internacional y en los errores cometidos en la elaboración de políticas y en otros campos conexos. Es de utilidad identificar el papel activo que en la dificultad de concebir e impulsar soluciones renovadoras han tenido ciertos mitos y estructuras de pensamiento fuertemente influyentes, que "bloquean" salidas. Entre éstos se incluyen los siguientes: la teoría del derrame, la perspectiva reduccionista del desarrollo; el relegamiento del tema de la inequidad; la renuncia a la solidaridad y la marginación del tema del perfil de sociedad. Varios mitos fuertemente arraigados en el medio latinoamericano caracterizan la realización de programas en el campo social como un "gasto" y le atribuyen rasgos de concesión o compensación para atenuar impactos, adjudicándole una especie de ineficiencia genérica a su gestión. Los mitos circulantes atribuyen todavía un lugar más secundario que el gasto social tradicional a las asignaciones a cultura. Ante la serie de problemas sociales que presenta la región, la cultura no sólo no es un obstáculo, sino que puede ser un aliado formidable para la nueva generación de políticas sociales que hoy se requiere. La población pobre tiene un amplio capital cultural que aportar al conjunto de la sociedad, y la actividad cultural puede constituir un excelente instrumento para la promoción de la articulación social. La acción cultural puede aportar elementos relevantes al fortalecimiento de la unidad familiar y de la autoestima en los sectores pobres. Paralelamente, la acción cultural puede complementar y ampliar la labor de la escuela pública, e incidir disminuyendo los alarmantes índices de criminalidad en la región. Finalmente, la cultura es estratégica para la consolidación y el desarrollo efectivo del proceso democrático. Se concluye que la cultura es una "inversión social" de gran escala y de importantes consecuencias para la solución de los problemas sociales. C.S.