La calidad de la legislación y la Asamblea Nacional francesa
Abstract
Frente al problema de la calidad de la legislación, la Asamblea Nacional francesa conoce dificultades propias, vinculadas por lo esencial con condiciones políticas y jurídicas en las cuales tiene pocos medios de acción: el gobierno tiene un papel importante en la elaboración de la ley por sus poderes en la iniciativa legislativa, en la fijación de la orden del día y en la organización del tiempo de trabajo de la asamblea, y por las posibilidades de intervención en los procedimientos. Además, el fenómeno mayoritario hace que es difícil por los diputados oponerse a una voluntad claramente manifestada del gobierno sobre el fondo como la forma de un proyecto de ley. Por otra parte, existe una cierta indeterminación de la competencia legislativa de las asambleas: aunque el campo de la ley sea determinado por la constitución, no esta siempre bien respetado y se multiplican en los textos las disposiciones que no son normativas ; el desarrollo de la construcción europea y de la descentralización hace que las competencias del parlamento van diminuyendo. También existen dificultades internas a la asamblea. La fase esencial del tramite es la sesión publica, en la cual las discusiones son largas y las enmiendas muy numerosas. Eso es la consecuencia de una historia en la cual la omnipotencia de las asambleas era total, lo que es un poco contradictorio con las normas del parlamentarismo racionalizado introducidas en 1958. Los procedimientos favorecen la valorización personal del diputado. El trabajo en las comisiones tampoco esta bien organizado: las comisiones, poco numerosas, tienen muchas competencias y disponen de poco tiempo para examinar los textos; no tienen competencias legislativas propias y todo el trabajo previo que hacen esta, muchas veces, hecho otra vez en el plenario. Parece difícil sacar soluciones para mejorar la situación: la constitución fija el número de las comisiones y muchos procedimientos técnicos ; el Consejo constitucional defiende estrictamente el derecho para los diputados de presentar enmiendas. Además, existe una cultura política que hace que los parlamentarios son muy atacados a técnicas que le dan muchos poderes formales, aunque no desempeñan realmente su papel de legislador en el fondo de los textos o, más precisamente, lo desempeñan en otros lugares que el plenario, como los grupos políticos de la mayoría. Parece que el problema mayor es el de la información de los parlamentarios que son mucho menos armados que el gobierno en el campo de la documentación y de la información técnica. La asamblea intenta mejorar la situación. Más que en la difícil modificación de procedimientos antiguos, aparece que cuando el parlamento estará en un terreno de igualdad con el gobierno en el campo de la información técnica, se sentirá más responsable de la calidad de la legislación.