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dc.contributor.authorEtzioni, Amitai
dc.date.accessioned2018-09-02T05:33:15Z
dc.date.available2018-09-02T05:33:15Z
dc.date.issued2005-10
dc.identifier.urihttp://cladista.clad.org//handle/123456789/3366
dc.description.abstractCuando se analiza el rol del Estado en la formación del carácter y de las cualidades personales de sus ciudadanos, los liberales tradicionales sostienen que el Estado sólo debiera estar involucrado en la formación del buen ciudadano mientras que los social conservadores sostienen que el Estado tiene una responsabilidad más amplia porque es su deber promover la conducta moral general. Por el contrario, los comunitaristas sostienen que ciertamente la conducta moral debe promoverse, pero que debiera ser la sociedad y no el gobierno quien asuma la responsabilidad de esta tarea. Los comunitaristas creen que el desarrollo y la sustentación de una sociedad buena requiere impulsar valores tales como la confianza entre los miembros de la sociedad, el cuidado y respeto del medio ambiente, el matrimonio y el cuidado de la población mayor. Contrariamente al Estado liberal, la sociedad buena que constituye la visión de los comunitaristas define formulaciones compartidas de lo que es el bien. Pero, a diferencia de los social conservadores, la sociedad buena sólo busca alimentar un limitado conjunto de valores centrales.
dc.description.abstractLos medios para alimentar la virtud en los cuales descansa principalmente la sociedad buena están contenidos en el término "cultura". La cultura incluye: a) las agencias de socialización que internalizan valores en los nuevos miembros de la sociedad; b) agencias que refuerzan los valores que los miembros de la sociedad han adquirido a través del proceso de socialización; y c) instituciones societales que construyen en su interior valores positivos. Una cultura activa, compuesta por estos tres elementos, es necesaria para cultivar y sostener valores porque es un hecho básico que sin un continuo refuerzo exterior, la conciencia tiende a deteriorarse.
dc.description.abstractA aquellos que tienen aprehensiones respecto de que una voz moral de la cultura pueda ser coercitiva, los comunitaristas responden que dicha voz moral deja el juicio y la determinación final de cómo actuar justamente al actor, elemento notablemente ausente cuando se aplica la coerción, como lo hace, por ejemplo, un gobierno autoritario. La naturaleza eminentemente voluntarista de la voz moral constituye la razón profunda por la cual la sociedad buena puede, en gran medida, reconciliarse con la libertad; mientras que una sociedad que se plantea formar personas buenas a través del Estado, no puede hacerlo.
dc.description.abstractLa buena sociedad comunitaria no debería confundirse con la sociedad civil. Esta última tiene dos componentes: una rica gama de asociaciones voluntarias que contrapesan al Estado y una ciudadanía que actúa con civilidad en sus relaciones mutuas. Los comunitaristas sostienen que no hay gran diferencia entre diferentes asociaciones voluntarias en lo que respecta a la base que proporcionan para promover valores. Pero más allá del hecho de promover el voluntariado y el compromiso, un punto central de la sociedad civil es que una asociación voluntaria es tan buena como cualquiera otra y no proporciona ninguna orientación respecto del objetivo para el cual una asociación debería ser voluntaria o respecto de qué valores debiera proponer.
dc.description.abstractPor el contrario, en una sociedad buena, las asociaciones voluntarias ayudan a perfilar la voz moral de la sociedad, promueven sus valores centrales y de esa manera reciben su aprobación. Los comunitaristas pueden tolerar asociaciones y estilos de vida que no promueven esos valores centrales, pero ello no significa que les den el mismo trato que le dan a aquellas asociaciones que sí promueven esos valores. La sociedad civil no es una sociedad buena tal cual la hemos definido aquí porque no promueve un conjunto de valores centrales sino, más bien, proporciona un simple fórum en el cual se debaten tales valores en un proceso que no tiene fin. Los comunitaristas argumentan que los fundamentalistas religiosos y los autoritarios seculares intentar llenar ese vacío moral que cada vez se expande más en el mundo; el concepto de sociedad buena constituye la mejor promesa para construir ese conjunto de valores sustantivos y al mismo tiempo preservar la libertad.
dc.format.extent
dc.languageEspañol
dc.languageInglés
dc.publisherCLAD
dc.relation.ispartofseriesRevista del CLAD Reforma y Democracia; No. 33.(Oct. 2005)
dc.rightsCreative Commons BY-SA-NC 4.0 Int
dc.rights.urihttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/
dc.subjectCONGRESO CLAD 10-2005
dc.subjectSOCIEDAD CIVIL
dc.subjectESTADO
dc.subjectFUNCION DEL ESTADO
dc.titlePor qué la sociedad civil no es lo suficientemente buena
dc.typearticle
clad.congressCongreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, 10
clad.keyMFN36968--36968
clad.key1KEY36968
clad.notesTítulo original: "Why the civil society is not good enough"
clad.md56d5f60fb54b60a7cdbec0dfe643014b0


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