Procesos políticos y alternativas heterárquicas en América Latina

Abstract

El objetivo de este trabajo es analizar desde la perspectiva del "Buen Gobierno", el análisis de los procesos políticos y las alternativas heterárquicas que se desarrollan en América Latina en la búsqueda de una rearticulación de la relación Estado-Sociedad.

El proceso de mundialización regionalización promueve la rearticulación de una relación Estado-Sociedad en la que se hace necesaria la flexibilización de la toma de decisiones jerárquica. Las alternativas heterárquicas consienten una orientación estratégica a largo plazo que fomenta la diversidad y deja campo libre a la comunicación y al aprendizaje horizontal entre subsistemas. La aparición de diversos centros de decisión que la teoria del buen gobierno denomina heterarquía, se expresa en la dinámica que se da entre los diversos actores que emergen: ONG, partidos políticos de nuevo tipo y liderazgos carismáticos.

En dicho contexto el Estado se enfrenta al dilema de ceder parte de su capacidad de adoptar decisiones de forma autoritaria de arriba hacia abajo, a cambio de influencia en los otros actores para viabilizar la comprensión recíproca de distintos órdenes institucionales o subsistemas para alcanzar unos objetivos convenidos en el campo de la sociedad.

Dichas alternativas heterárquicas, no introducen un tercer término neutral entre el mercado y el Estado, sino que añaden otro terreno en el que se expresan las contradicciones y los conflictos. Se examinan los procesos que conducen a la modificación de los actores tradicionales y a la aparición de otros actores en el escenario político latinoamericano, contexto en el cual al Estado le corresponde un papel de primer orden como organizador del diálogo entre subsistemas políticos.

Los procesos latinoamericanos de democratización emiten señales contradictorias y ambiguas respecto a lo que se consideraban los paradigmas democráticos. Tradicionalmente, el Estado se articulaba a través de la imposición jerárquica vertical, práctica que desestimaba la flexibilidad (de la que carecen las jerarquías a causa de sus procedimientos regidos por normas) restringiendo la capacidad del sistema para adaptarse a nuevas circunstancias, impidiendo compaginar la disminución de la complejidad como condición previa indispensable para gobernar un mundo conformado por multiplicidad de actores y recursos en un entorno turbulento.

El principal desafío en América Latina, en un momento en que la turbulencia signa el panorama regional y en que los sistemas y órdenes institucionales tradicionales deben modificar su estilo de hacer política, consiste en abrir espacios a la multiplicidad de organizaciones y redes sociales en la formulación de las orientaciones generales de la sociedad a través de la concertación de intereses encontrados.

Se concluye que, a pesar de que existen factores que juegan al fracaso del "Buen Gobierno" por la resistencia al cambio que presentan la anarquía del mercado y la jerarquía del Estado, América Latina debe transitar la búsqueda de alternativas heterárquicas en función de la coordinación y negociación de horizontes compartidos.