La lógica de descentralización en el entorno argentino: ¿instrumento de democratización del Estado, voluntad y consensos políticos o estrategias de elites?
Abstract
En el entorno argentino en particular, los procesos de descentralización se constituyen en reformas cuya principal iniciativa, diseño y puesta en práctica corresponde a voluntades y consensos logrados por la dirigencia política, y que se operativizan desde el Estado. Sin embargo, los propósitos de la descentralización corresponde a una estrategia política de las elites, que incorpora un diseño de la estructura del Estado que trata de establecer un nuevo marco de gobernabilidad. Eventualmente esto pueda explicar en parte, la ausencia de la participación social en los diseños de las propuestas descentralizadoras en Argentina en particular o en Latinoamérica en general. Desde esta perspectiva, la descentralización como técnica política a favor del desarrollo democrático o como técnica administrativa para reestructurar la gestión político-administrativa del Estado, ha sido esencialmente un planteamiento cuasivacío e inoperante. La descentralización en general supone no solamente una reformulación de las relaciones entre niveles de gobiernos sino también entre éstos y los actores sociales, Complementariamente, entre los objetivos y metas principales está el de desburocratizar la actividad del Estado con el fin de acercarlo a la gente; impulsar la participación comunitaria; mejorar la asignación del gasto y la eficiencia en la gestión de políticas públicas; aumentar la recaudación; disminuir las necesidades de financiamiento a futuro del actor estatal local, y fortalecer la autonomía y la capacidad de gestión de los gobiernos subnacionales y/o locales en la realidad operada. La principal ventaja de la gestión sub-central de los servicios públicos es la posibilidad de que cada gobierno suministre unas prestaciones diferenciadas, ajustándose a las particularidades de las preferencias de sus ciudadanos (teorema de la descentralización).