Comunicación pública: desafíos para el servicio público y el desarrollo
Abstract
El 27 de agosto de 2008 nace la Secretaría de Información y Comunicación para el Desarrollo con propuestas fundadoras: a) la implementaciòn de la comunicación para el Desarrollo como política de gestión y b) la implementación de la comunicaciòón pública como concepto de construcción de un espacio entre el Estado y la sociedad civil en el control editorial de sus medios. Este proceso ha sido sumamente rico en debates, por sobre todo por los niveles de trasgresión de prácticas de culturas políticas profundamente arraigadas que han ubicado siempre a la comunicación como una "herramienta" del poder de turno y no como un puente de diálogo/construcción/desconstrucción, entre la ciudadanía y los mandatarios de su voluntad. El desafío es sostener los procesos de participación ciudadana que se han dado con la fundación de Foros de Comunicación en diversas regiones desde la Comunicación para el Desarrollo y la implementacion del Sistema de Medios Públicos, integrados en esta primera etapa por Radio Nacional del Paraguay y la Televisión Pública. En un país cuya agenda pública se encuentra altamente mediatizada es vital fortalecer la ciudadanía comunicacional, implementando politicas de mejora en la evaluación crítica de los mensajes por parte de los ciudadanos. Comunicación para el Desarrollo y Políticas de Comunicación Pública van de la mano en este sentido, porque, en tanto la primera disciplina promueve una mejora en las capacidades ciudadanas para tomar parte del hecho comunicacional y gesta al mismo tiempo comunicadores comprometidos con los requerimientos locales de desarrollo ( Licenciatura en Comunicación para el Desarrollo en Universidades Públicas de varias regiones); la comunicación pública integra al ciudadano al debate concreto sobre la propia linea editorial y la construcción de sus contenidos. La tensión radica en que las politicas de implementación de innovaciones estructurales del Estado no reviertan este proceso con la instalación de SICOM como herramienta al servicio exclusivo del Poder Ejecutivo, sino pueda persistir a su "exterior" como gesto de potenciación de su rol de constructor de un espacio público plural, al menos hasta la consolidación y fundamentalmente la autonomía de gestión de los medios públicos. Igualmente el riesgo es que en la sensible etapa del despegue se planteen trabas de desfinanciamiento u obstaculos de naturaleza sectaria que retrasen u obstaculicen su implementación. La gran pregunta es: ¿se encuentra Paraguay y América Latina en condiciones de encarar un genuino proceso de mediación pública o la fuerte presión para destinar la comunicación exclusivamente a la sostenibilidad de los procesos políticos predominantes tendrá más peso y poder?