La pobreza infantil en Europa: el impacto de las políticas sociales
Abstract
En los últimos años la pobreza infantil ha entrado con fuerza en la agenda política de muchos gobiernos europeos e instituciones supra-nacionales. Poco a poco, desde estas instancias, se está cobrando conciencia de la importancia que tiene combatir la vulnerabilidad en la infancia para prevenir fenómenos de exclusión en la vida adulta, y asegurar así la cohesión y la competitividad futura de las sociedades europeas. El interés creciente en la situación de los menores coincide, además, con la emergencia de nuevas fracturas sociales, ligadas a procesos socio-demográficos que inciden de manera especialmente intensa en etapas tempranas de sus biografías, condicionando, a partir de ese momento, las oportunidades de los individuos a lo largo de toda su vida. Como pone de manifiesto recientemente la OCDE (Growing Unequal? Income distribution and Poverty in OECD Countries) y otras investigaciones académicas, los riesgos de pobreza en la población infantil de los países desarrollados han aumentado en las últimas décadas. Con ello, amenazan con extenderse otros problemas asociados (riesgos de fracaso escolar, déficits sanitarios, precariedad residencial, etc). Ante esta situación, un número considerable de gobiernos han adoptado en los últimos años nuevas políticas de bienestar específicas, aunque la intensidad y los efectos de esas intervenciones son variables. La investigación que presentamos analiza el desarrollo de las políticas públicas de protección a la infancia en Europa y su impacto sobre las situaciones de pobreza infantil. Nuestro trabajo aborda este objetivo desde una doble perspectiva. En primer lugar, analizamos comparativamente la capacidad que tienen los Estados de la Unión Europea (UE-15) de reducir los riesgos de pobreza de la población infantil a través de las transferencias monetarias públicas (prestaciones, subsidios y ayudas que reciben los hogares). En segundo lugar, analizamos el desarrollo de las políticas públicas en dos países que simbolizan evoluciones divergentes en los últimos años desde el punto de vista de la atención que recibe la pobreza infantil y los logros de las políticas de bienestar específicas: España y Reino Unido.