Paradigma y capacidad gerencial en la gestión pública del sector pesquero argentino
Abstract
A fines de la década del 90, la importante merma de la merluza fue el emergente más notorio de una combinación casi fatal para la sustentabilidad de la biomasa: una política de gobierno aperturista de acceso indiscriminado a los recursos naturales y una dinámica de gerencia pública de corte netamente administrativista. La fauna ictícola y, por consiguiente los trabajadores y empresas del sector, sintieron el impacto. Aunque muchas veces no lo entiendan así, las empresas que se beneficiaron de tal combinación, a la larga también se ven perjudicadas cuando se repite tal amplitud de parámetros. Desempleo, desabastecimiento, aumento de precios y un clima oscuro e imprevisible en el caladero nacional, solo podían concluir en la adopción abrupta de medidas de prohibición de captura cuya implementación posee, connotaciones diferentes para cada uno de los actores de la actividad, pero que no cambia el signo negativo del resultado final para todos ellos. Tras el primer año de gestión del gobierno precedente, se logra torcer la tendencia mediante un ordenamiento que respeta otras prioridades políticas, respecto a la sustentabilidad del recurso, y directivas, con la participación de los sectores relevantes en el proceso decisorio, sin dejar de considerar por ello que a priori permanecen fieles a la defensa de sus intereses particulares y jurisdiccionales, como sucede en cualquier actividad económica sobre un territorio organizado partiendo de estados federales. Un nuevo gobierno comienza a implementar sus propias políticas sobre las existentes, recurre a programas que encarga a directivos recién incorporados, y a otros esmerados hasta ese momento en ser eficaces en la instrumentación de las políticas del paradigma desplazado. Aún cuando los interlocutores suelen ser los mismos, se requieren capacidades directivas en ambos tipos de funcionarios, que les permitan complementarse y no agregar complejidad a la situación.