La relación moral y política en la formación de una nueva clase de liderazgos locales
Abstract
El propósito de esta ponencia es analizar los aspectos de la relación moral y política, a la luz de las más importantes corrientes del pensamiento político; sus influencias en la ética del liderazgo y el rol que guardan en la formación de las nuevas generaciones de dirigentes políticos. El requerimiento de replantear la visión inicial de la política, en el surgimiento del concepto de Estado, representa un compromiso en el ejercicio de las acciones políticas con contenido ético para una gobernabilidad democrática. En un contexto de cambio permanente, se presenta la necesidad de visualizar el liderazgo en relación con los valores ético-morales, con su formación y con su ejercicio para enfrentar los nuevos desafíos y retos de nuestras sociedades. El quehacer político debe estar orientado por la preeminencia de principios éticos y morales coherentes en el pensar y acción de quienes determinan hacerse cargo de los objetivos, misión y visión de un Estado. La situación por la que atraviesan particularmente los países latinoamericanos se torna difícil. Se ha degenerado gradualmente la relación entre gobernante y gobernado, convirtiéndose en una problemática compleja que aun poniendo en aplicación un plan emergente en el que existiera el consenso y sustento político, sus efectos no serían inmediatos. Los gobiernos actuales no han generado proyecto alguno que haya podido conciliar su adhesión, la falta de una dirección gubernamental sensata y ordenada ha contribuido a la necesidad de generar respuestas de adecuación a las circunstancias de un momento y ambiente determinado, aunado al serio y fundado cuestionamiento sobre la actuación de principales dirigentes. El liderazgo sería en este sentido un tipo de conducta integrada a la formación, educación y capacitación de los individuos con vocación y en el ejercicio del quehacer público, que justifiquen nuestra identidad latinoamericana con base en la honestidad y responsabilidad en el ejercicio de un poder más justo, equitativo y solidario. A partir de la visualización de la confrontación entre moral y política, se constituye la base para construir una tesis de la vinculación entre ambas categorías conceptuales. La tesis vinculante, podría construirse a partir de una máxima: una política sin moral, no es política. Es una condición sin la cual no puede entenderse. La política no puede ser contraria a los fines naturales de la convivencia humana. Requiere, en el quehacer del político, de virtudes éticas elementales. Las acciones del dirigente político se encuentran condicionadas por normas morales que determinan su conducta pública. Hay un punto de vista interno -las razones morales-, para definir sus acciones políticas. La nueva clase dirigente habrá de cuestionarse: ¿Cual es el fin de la política en los tiempos contemporáneos? ¿Sigue vigente el criterio que desde la antigüedad existe en el sentido de que el fin de la política es el bien común? ¿Quien tiene la responsabilidad de ejercer el poder debe seguir el consejo de combinar fuerza y astucia, propiedades del león y la zorra? entre otras. Lo anterior, para dar un nuevo sentido de responsabilidad, como requisito vital para alcanzar el equilibrio entre realidades e ideales. Un cambio de mentalidad, un nuevo paradigma de la política, en la que el respeto a los derechos fundamentales constituya una tarea fundamental, y en esa medida de lograr una conexión necesaria, identificativa y/o justificativa entre política y moral.