Mundo del trabajo y universo familiar en perspectiva transversal de género: hacia una contribución para la innovación en la gestión de políticas públicas
Abstract
Durante las dos últimas décadas se constata en Argentina un mercado laboral flexible en el que las mujeres ocupan una posición estratégica por su incorporación tanto en el universo salarial como en el mundo del trabajo informal. Esta incorporación de las mujeres en el universo laboral adquiere dimensiones peculiares en virtud de la división sexual del trabajo al interior de las familias. Persiste una asignación casi universal -aunque de muy variadas características según la cultura, la clase, la edad- del trabajo doméstico a las mujeres. Esta ocupación principal de las mujeres en las tareas reproductivas les confiere un lugar secundario y subalterno en la esfera de la producción. De este modo, el género opera como uno de los principios de diferenciación de las experiencias laborales. Esto está íntimamente vinculado a la dicotomización que se construye entre esfera pública y privada y los roles adjudicados en la división sexual del trabajo. Por lo tanto, la desigual distribución de responsabilidades en el espacio doméstico tiene fuerte impactos sobre la esfera pública laboral. En esta línea, asumimos una perspectiva analítica del trabajo anclada en las relaciones sociales de género y de clase social, lo cual nos posibilita demostrar que en el mundo del trabajo productivo (esfera pública) y reproductivo (esfera privada) vivenciamos la vigencia de una construcción social sexuada, en la cual varones y mujeres que trabajan son, desde la familia, la escuela y las otras instituciones socializadoras, diferentemente (y asimétricamente) calificados y capacitados para el ingreso y sostenimiento del mercado laboral. Esta situación interpela a la responsabilidad política del Estado. Cualquier iniciativa tendiente a la igualdad de género está vinculada a las oportunidades de acceso y sostenimiento en el tiempo de ciertos recursos del bienestar como por ejemplo, nivel educativo, trayectoria laboral, capacidad de participación y decisión pública. Estamos en épocas de gestión asociada: es preciso potenciar los recursos de la sociedad civil. Las mujeres no deben ser apenas objeto sino sujetos en las instancias de planificación para que su punto de vista sea contemplado desde el diseño de las políticas públicas. Es imprescindible recuperar el valor estratégico de las políticas públicas y asumir un nuevo paradigma que incorpore, efectivamente, tanto la perspectiva transversal de género como la redistribución equitativa de los ingresos como epicentro de las acciones políticas. De esta manera, las desigualdades estructurales indiferenciadas de clase y de género abrirán paso a un cambio de orden político, social y cultural asentado en la "igualdad en la diferencia".