Las políticas públicas de juventud en Iberoamérica: problemas y dificultades para su formación
Abstract
Es posible afirmar que en la historia de los último años de América Latina se han implementado algunos "modelos" de políticas de juventud particularmente destacables: el más antiguo y estructurado, es aquel que ha centrado sus acciones en la educación y el tiempo libre de los jóvenes, mientras que en paralelo y en diversas etapas históricas, se han desarrollado otros modelos, centrados en el control social de sectores juveniles movilizados, en el enfrentamiento a la pobreza desde y para la prevención del delito, y más recientemente en la inserción laboral de los jóvenes, tomada como un elemento central de la denominada inversión en capital humano. Frente a este tipo de evaluaciones, en los últimos diez años se ha estado tratando de diseñar e implementar otras respuestas más pertinentes, con éxitos y fracasos sumamente variados en cada caso particular. Así, en general, se ha tratado de comenzar a estructurar respuestas focalizadas en grupos juveniles concretos (asumiendo la heterogeneidad de situaciones existente), a través de estrategias que toman a los jóvenes como "actores estratégicos del desarrollo" (y no sólo como beneficiarios pasivos), con enfoques descentralizados y más participativos, con la intención de promover una mayor integración social de los jóvenes a todos los niveles y con una mayor asignación de recursos efectiva. Todo esto se ha tratado de promover a través de la estructuración de instituciones públicas y privadas específicas (los Institutos de la Juventud, que con diferentes denominaciones se crearon en todos los países de la región, en esta última década, a nivel nacional y municipal, con diversos ritmos y modalidades organizativas), para lo cual se trabajó en términos de estudios e investigaciones específicas, capacitación de recursos humanos, diseño e implementación de planes y programas, promoción de la participación de los propios jóvenes, etc. Resulta evidente que se han estado ensayando diversos "caminos", por lo que puede resultar útil identificarlos y valorar sus potencialidades y debilidades en términos particulares, al menos de un modo inicial y esquemático que permita ir acumulando elementos de juicio e hipótesis de trabajo que puedan facilitar futuras investigaciones. Es posible identificar cinco "modelos" institucionales específicos, complementarios más que excluyentes, y que están permitiendo fortalecer algunas de las dimensiones más relevantes de la gestión en estas esferas. Aunque se identifica a cada uno de ellos con algún país en particular, se asume que también se aplican -a veces de modos combinados- en otros casos nacionales también destacados. Estos modelos cuentan con evidentes "potencialidades" o "fortalezas", y en el mismo sentido, podría decirse que todos evidencian en su carácter parcial, una de sus principales debilidades, en la medida en que las opciones asumidas en cada caso, obligan a dejar de lado otras eventuales responsabilidades y otros eventuales rumbos estratégicos.