El desafío de la inclusión social de los jóvenes iberoamericanos: algunas claves y posibles escenarios
Abstract
Durante la última década en Iberoamérica resulta evidente el interés por configurar a la juventud como categoría jurídica, expresada en el interés por aprobar leyes para la juventud y reorganizar su dispersión legislativa, ya que hasta ahora los jóvenes han sido objeto de normativas y políticas que no los consideran en su especificidad juvenil, sino que los enmarcan en políticas sectoriales (educación, salud, trabajo) o bien en normas de otros grupos etarios (niños y adolescentes o adultos). Al analizar la normativa interna en materia de juventud, es posible constatar que varios países han logrado aprobar una ley de juventud o ley de la persona joven, que sirve como marco jurídico general para las políticas nacionales de juventud, mientras en algunos países la elaboración y los lineamientos centrales de esta ley se encuentran actualmente en discusión. Evidentemente, desde el punto de vista institucional, en Iberoamérica se han producido avances significativos. Sin embargo, persisten asignaturas pendientes derivadas de las condiciones socioeconómicas de la juventud que deben ser tratadas con enfoques transversales y sobre la base de proveer servicios y estrategias encaminadas al desarrollo e integración de los jóvenes en los diferentes escenarios que hoy dibuja la interacción entre la globalización y la sociedad de la información y el conocimiento. La transición hacia el enfoque de la ciudadanía implica un reconocimiento de la participación de los jóvenes y de las organizaciones juveniles en el diseño, implementación y evaluación de las políticas de juventud para poder avanzar en un proceso consensuado y co-responsable entre los diferentes actores intervinientes. Esfuerzo que supone superar la mirada sectorial y fragmentaria de la realidad juvenil y de la acción estatal, pero también evitar la difusa generalidad que impregnan los programas sectoriales dirigidos a jóvenes, que en su mayoría están relacionados a la preparación para la vida adulta. Asimismo, se demanda cada vez más la incorporación de una clara perspectiva generacional a las políticas públicas en el sentido de impulsar políticas que promuevan pero también que se constituyan como espacios de un necesario diálogo intergeneracional para iniciar una reformulación sobre las diversas etapas plenas de la vida y sus relaciones. Este diálogo, se espera, buscará entender la interacción de las juventudes con el resto de las generaciones, pero, en oposición a la tendencia que promulga a los conflictos intergeneracionales como un conflicto entre jóvenes y adultos, sino como expresión de las dificultades y tensiones no superadas en el propio seno de la sociedad toda. También se reconoce como necesario avanzar en un enfoque transversal que, desde la superación de los espacios y programas exclusivos para jóvenes, se oriente hacia la incorporación de estas temáticas a todas y cada una de las políticas públicas, emulando a la perspectiva de género ya en proceso de consolidación.