La evaluación como instrumento de aprendizaje
Abstract
La evaluación de políticas o programas públicos suele ser percibida como una amenaza. La dificultad tiene que ver con el uso anticipado de la evaluación para la rendición de cuentas, que suele enfatizarse a expensas del uso de la evaluación como instrumento de aprendizaje. A menudo se plantea que hay una opción, un "trade-off", entre estas dos funciones de la evaluación: o se privilegia la "rendición de cuentas" o el aprendizaje. Una perspectiva alternativa que tiene más sentido es que la función de "rendición de cuentas" complementa el papel de la evaluación como instrumento de aprendizaje, ya que la "rendición de cuentas" puede constituirse en un incentivo para aprender puesto que se trata también de rendir cuentas del aprendizaje realizado. Es importante desarrollar una cultura de la evaluación, en la cual los errores sean percibidos como oportunidades para el aprendizaje, y el aprendizaje como una fuente importante del crecimiento y desarrollo. La instauración de premios para las mejores evaluaciones pueden ser incentivos para mejorar su calidad. Pero, en última instancia, los incentivos principales para que se realicen las evaluaciones y para que las mismas sean de calidad, dependen de la demanda de evaluación que hagan los políticos y la población. La producción y adecuada difusión de evaluaciones de calidad puede así iniciar un círculo virtuoso, fortaleciendo la demanda por evaluaciones. A través de la transferencia de conocimientos en congresos y seminarios, en foros de encuentro de los actores más involucrados en ello, se puede nutrir esta demanda, contribuyendo a crear un entorno más favorable para que la evaluación se convierta en un efectivo instrumento para el aprendizaje.