Creación de organismos permanentes para las relaciones intermunicipales
Abstract
En la generalidad de los países, la extensión geográfica de los municipios se originó en épocas en las cuales la economía predominante era de tipo agrícola. Por entonces la población era escasa y existían pocas ciudades de buen tamaño. Con el auge del comercio, la producción industrial, así como recientemente la proliferación de los servicios; se crean grandes conglomerados urbanos por todas partes. No es solamente el caso de las metrópolis sino también de las ciudades medianas, donde las actividades económicas y sociales rebasan los límites municipales. En México además de las zonas metropolitanas del D. F. y el Estado de México, Guadalajara y Monterrey existen al menos otras nueve importantes conurbaciones, principalmente en las capitales de los estados, en los puertos importantes, etc. No se conocen estudios de los obstáculos que tiene la colaboración intermunicipal, tal vez por su obviedad, pero estos son evidentes, por ejemplo los distanciamientos y rivalidades de las autoridades de municipios colindantes, aunque dichas autoridades provengan del mismo partido político y con mayor razón siendo de diferentes. Además de estas subjetividades, las estructuras municipales, las leyes y la tradición de relaciones intergubernamentales de tipo vertical. Esta situación explica que las actividades intermunicipales casi nunca figuren en la agenda municipal. Usualmente los ayuntamientos están agobiados por problemas internos que no les permiten levantar la mirada hacia su entorno. Por otra parte, la colaboración y compromisos intermunicipales obligan a diversas etapas de preparación y ejecución de proyectos conjuntos, que van contra la lógica inmediatista que prevalece en los gobiernos municipales, los cuales difícilmente tienen una perspectiva mayor a los tres años. La única previsión que hay en nuestra legislación es la que establece el artículo 115 Constitucional para "cuando dos o más centros urbanos tiendan a formar una continuidad demográfica". Esta disposición claramente insuficiente no alienta las relaciones intermunicipales. En diversos países se han creado leyes, organismos y estructuras para la solución de este tipo de problemas, dichas soluciones incluyen perspectivas supramunicipales. Está claro que se requiere la participación de los gobiernos estatales y/o el federal para inducir este tipo de cooperación entre los municipios. Se observa que las experiencias de este tipo son mínimas en México y que su duración es efímera. En México, la colaboración intermunicipal contribuirá a frenar la inveterada costumbre de esperar que sean los gobiernos estatales y el gobierno federal quienes interviniendo para la solución de problemas mantienen la lógica centralizadora. De esta forma el municipio permanece en un horizonte limitado sin mayor presencia regional y nacional, minimizado sin aspiraciones de alcanzar mayores niveles de competencia administrativa y política.