Fortalezas, debilidades y desafíos del pacto fiscal
Abstract
Se examinan los principales elementos componentes de un nuevo pacto fiscal que comienza a regir en América Latina, así como los progresos en las áreas correspondientes. En tal sentido, se hace referencia a la consolidación del ajuste fiscal, a la mayor productividad del gasto público, a la transparencia del mismo, a la promoción de la equidad, y al fortalecimiento de la institucionalidad democrática. Los avances registrados en muchos países latinoamericanos en materia de institucionalidad, política y administración fiscal siguen siendo insuficientes para que los Estados de la región puedan enfrentar exitosamente los desafíos del entorno nacional e internacional a las puertas del nuevo siglo. La consolidación de estos avances exige la generación de consensos duraderos sobre un régimen fiscal capaz de compatibilizar la estabilidad macroeconómica con las responsabilidades públicas en materia de crecimiento y distribución. Un nuevo pacto fiscal debe tener los componentes necesarios para que se haga realidad el proceso de transformación productiva con equidad con el que se ha comprometido la región. La consolidación del ajuste fiscal es el primer elemento de todo nuevo pacto fiscal. Por su importancia y porque el Estado es el principal agente social que debe ocuparse de ella, esta consolidación debe ser compatible con la posibilidad de enfrentar la variabilidad coyuntural de la actividad económica, ya sea por causas internas o externas. Los agentes económicos privados se benefician si su entorno macroeconómico no experimenta crisis y variaciones bruscas y la política fiscal cuenta con instrumentos de importancia para este fin. La elevación de la productividad del gasto público es un imperativo que no puede estar ausente de un pacto fiscal que sea satisfactorio para la sociedad. El éxito de todo ajuste económico está en la capacidad para hacer un seguimiento detallado de los ingresos y los gastos. Difícilmente podrá configurarse un nuevo pacto fiscal operativo, si no forma parte del mismo una preocupación explícita y mecanismos claros orientados a dotar de la máxima transparencia a la acción fiscal. El Estado debe jugar un papel destacado en la promoción de la equidad, y el pacto fiscal puede resultar incompleto si este papel se descuida. En este aspecto es importante la creación de igualdad de oportunidades en el ámbito de la salud, la educación y el empleo, así como la protección a la población vulnerable, y la justicia en la recaudación de los recursos que el Fisco emplea para sus actividades. El fortalecimiento de la institucionalidad democrática es un componente esencial del pacto fiscal, porque las pautas de convivencia democrática deben estar en la base del consenso en torno a la magnitud y la composición del gasto público, y al ejercicio de un control adecuado de la gestión pública. En este ejercicio deben intervenir el Poder Legislativo y las distintas instancias del Poder Ejecutivo nacional, así como las autoridades competentes a niveles territoriales descentralizados y la sociedad civil, por los canales correspondientes. C.S./M.T.