Etica, descentralización y desarrollo
Abstract
Las políticas de desarrollo concibieron al progreso como el crecimiento permanente de la riqueza, pero los resultados de la aplicación de medidas derivadas de esta premisa, en el contexto latinoamericano o el tercermundista revelan que la inmensa mayoría de la población de estos territorios no tiene cabida en esta condición de modernidad, para ellos simplemente está negada la posibilidad de bienestar económico y más allá de esto la de igualdad, equidad y libertad como metas últimas del desarrollo. Pero el problema no es tanto la igualdad y la libertad, que al fin y al cabo son valores abstractos que se encuentran en un plano discursivo y por ello en un mundo alejado de la lucha diaria por la vida, sino la necesidad de ser alguien, de reconocimiento de la existencia y sobretodo de las condiciones en que ocurre esta existencia, es decir, la aspiración de integración de los intereses que forman el sentido de esta existencia en las agendas nacionales, en el proyecto orgánico de un gobierno que no sólo se acuerde de los pobres o de los ciudadanos únicamente para las elecciones, sino que además de representarlos, establezca con claridad los mecanismos para generar esa comunidad de intereses y las vías para que el individuo sea reconocido a partir de su diferencia, la de su grupo y/o comunidad, sin las exclusiones y olvidos frecuentes del liderazgo político, que en su apuro por poner orden apuesta por el autoritarismo y el paternalismo, cerrando las posibilidades de acción de los otros actores. En este sentido, ¿puede el Estado venezolano garantizar una modalidad de crecimiento y/o de desarrollo con el sentido de estas características que abra espacios para la libertad, el reconocimiento y la potenciación de las posibilidades de los individuos?. Un modelo bajo esta concepción abre la discusión acerca de las vinculaciones entre ética y desarrollo y a propósito de la puesta en práctica de un enfoque que parte de dos aspectos tensionales, tales como política de descentralización desconcentrada y zonas especiales de desarrollo, es oportuno analizar tales vinculaciones, poniendo de relieve las paradojas, contradicciones y sobretodo desafíos que desde una perspectiva ética se abren a tal modalidad. Preguntarnos entonces por cuáles son las formas orgánicas de la participación en esta novedosa política y donde corre el riesgo de quedar atrapada en la verticalidad tradicional del Estado, postergando las posibilidades de acceso a la vida de buena calidad, como un derecho de todo ciudadano, son los aspectos básicos de esta ponencia.