El servicio civil en América Latina y el Caribe : situación y retos futuros
Abstract
Los sistemas de servicio civil pueden concebirse como conjuntos de normas y tecnologías de gestión que intentan articular tres tipos de estructuras: la organizativa; la de recursos humanos y la salarial. Un sistema de servicio civil será más coherente cuanto mayor sea el grado de control técnico sobre cada uno de los subsistemas y más integrados estén éstos entre sí. Una tipología de los sistemas de servicio civil vigentes en la región, mostraría un continuo de configuraciones que tendría un "polo tradicional" y un "polo gerencial" como modelos extremos. Si bien estos extremos pueden ser fácilmente tipificados, las experiencias de la región muestran variadas combinaciones de los elementos descriptivos de cada modelo, exigiendo otra forma de clasificación. Este trabajo propone partir de un enfoque que permita identificar, en cada dimensión analítica (microestructura o relación de puestos de trabajo; políticas de recursos humanos y reglas de juego en materia salarial), situaciones dicotómicas de las variables que integran cada dimensión, según se orienten hacia el polo tradicional o al polo gerencial. De esta manera, intentará caracterizar los sistemas realmente existentes y detectar innovaciones que puedan abrir nuevas perspectivas en este tipo de gestiones. El trabajo se basa en una encuesta ya realizada en los países de América Latina y el Caribe, cuyos resultados proporcionan los datos necesarios para obtener un estado de situación sobre los sistemas de servicio civil vigentes. Entre las variables consideradas en el estudio, se incluyen: a) Magnitud del servicio civil; b) Arreglos institucionales para la organización del servicio civil; c) Administración de estructuras y puestos de trabajo; d) Gestión de recursos humanos, incluyendo sistemas de reclutamiento, promoción, evaluación de desempeño, capacitación y desarrollo, etc.; e) Administración salarial, incluyendo estructura y composición de las remuneraciones. Se postula que el éxito de las reformas intentadas en cada uno de estos aspectos, depende en gran medida de que las premisas valorativas en que se fundan las respectivas tecnologías de gestión consigan permear la cultura político-administrativa vigente. Sólo así es posible asegurar la irreversibilidad de los cambios introducidos. Los reiterados fracasos reflejan el permanente conflicto entre los valores en que se funda la reforma y los intereses que afecta su implantación. La pregunta clave es, por lo tanto, cómo conseguir que los avances tecnológicos disponibles se incorporen como pauta, método o procedimiento habitual del desempeño cotidiano, como la forma natural de hacer las cosas. La responsabilidad principal para que estas condiciones puedan ser creadas le cabe, casi exclusivamente, a los líderes políticos. El desafío, entonces, es incorporar la política como una variable más de la estrategia de transformación, en lugar de considerarla, como se hace habitualmente, como una restricción o condicionamiento externo.