Crítica ética a la eficacia política
Abstract
Las respuestas a los problemas de la democracia en América Latina y, en particular ante los procesos de cambio y transformación y ante la situación de transitoriedad presente en Venezuela, han acentuado, en gran parte de sus formulaciones, la importancia de los aspectos técnico-políticos, de la modernización de las instituciones, de los aportes de las nuevas tecnologías, de la teoría de la nueva "ágora virtual". En definitiva, estas respuestas han abordado el problema del tránsito hacia otra forma de democracia como un problema de eficacia política, en cuanto ésta produciría, por sí misma, una situación cualitativamente más democrática. En estos enfoques han quedado en segundo plano, los problemas de la puesta en práctica de mecanismos de comunicación política para la discusión de finalidades, acuerdos y responsabilidades. Pareciera, en tales enfoques, darse por supuesto, un acuerdo tácito acerca de la conveniencia de los modelos políticos actuales de la democracia, de los modelos del crecimiento económico que no llegan a constituirse en propuestas coherentes de desarrollo y de los acuerdos de coexistencia entre los actores sociales que no alcanzan a ser modelos viables de convivencia. Estas perspectivas han enfatizado la importancia de respuestas centradas únicamente en aspectos técnicos, orientados a resolver problemas de la eficacia política, dejando fuera de consideración las perspectivas que se desprenden de la dimensión ética sobre la que se apoya todo sistema de convivencia. En relación con ello, la crítica ética de la eficacia política abarca tanto las dimensiones cualitativas como cuantitativas de la democracia. En este sentido lleva la discusión a los dos niveles siguientes: 1) los acuerdos comunicativos sobre valores que sostienen conductas sociales compartidas y se transforman en políticas capaces de ser evaluadas desde la ética; 2) las metas cuantitativas: reducción de la pobreza, creación de empleo, ampliación de las oportunidades en educación, ensanchamiento de los servicios de salud y de seguridad social, necesidad de vivienda digna, etc. En ambos aspectos la crítica ética apunta: a) a desmontar el mito de la incompatibilidad entre políticas eficaces y establecimiento de bases éticas de la acción pública; b) orientar la eficacia de las políticas públicas hacia objetivos definidos a través de procesos comunicativos. La dimensión ética, a través de tales procesos comunicativos permite desbloquear un proceso de inclusión de finalidades de la convivencia, que va desde el ciudadano -pasando por los grupos sociales- hasta el Estado, paralelamente a un proceso simultáneo de inclusión de responsabilidades. Ambos se orientan a superar la situación de supervivencia y preparar las condiciones para una vida democrática plena.