La protección social en el nuevo Estado de bienestar
Abstract
Como parte de la evolución de los procesos de modernización del Estado en los países de la Región de las Américas, se ha creado un consenso político, social y técnico sobre la premisa de que es imprescindible una nueva concepción del Estado de Bienestar, en el marco del nuevo papel del Gobierno en el Estado Moderno. La cuestión central es la redefinición del papel y funciones del Estado en el campo de la protección social, específicamente en salud, y su relación con los derechos y deberes de la sociedad civil y el mercado. Así la discusión hoy no es tanto sobre el si o no al Estado de Bienestar, del cual la protección social en salud es componente esencial; más bien el debate sobre el Estado de Bienestar moderno es coherente con lo sustantivo de la modernización del Estado: los límites y las formas de actuación en el nuevo contexto de globalización y democratización económica, social y política. El consenso actual sobre el Estado Moderno indica que será aquel Estado que persiga el desarrollo humano como meta final, mediante un proyecto nacional de productividad, competitividad y equidad que fortalezca la ciudadanía y profundice la democracia. Sin embargo, frente al reto de conseguir el mencionado objetivo sobre el cual parece haber un consenso generalizado, surge la pregunta ¿El Estado del Bienestar funciona? ... o en realidad ya no da más de sí. En consecuencia, hoy se da un intenso e inacabado debate sobre la legitimidad del Estado de Bienestar y se cuestiona la efectividad de la acción estatal para gestionar una economía mixta. Pero la crítica al Estado de Bienestar llega desde amplios sectores, no sólo se ataca su insostenibilidad financiera y el gasto desproporcionado, sino su supuesta ineficiencia e ineficacia, su utilización política o los efectos perniciosos de algunas de sus prestaciones o formas de administrarlas. En este contexto, el concepto y la práctica del Estado de Bienestar han de ser revisados a la luz de nuevos problemas y condicionantes vigentes en Latinoamérica diferentes en referencia a los problemas y condicionantes imperantes en la Alemania de Bismarck a fines del siglo XIX. Aunque la seguridad social para los trabajadores -seguros sociales obligatorios ligados a la condición laboral- ha sido el núcleo del Estado de Bienestar, y sigue siendo un mecanismo valido e importante para grandes sectores de población; con la revitalización de la democracia, lo que surge es la protección social universal -ligada al derecho ciudadano, más que a la condición laboral-. En resumen, las características del Estado Moderno y los desafíos emergentes de la transformación del Estado de Bienestar han configurado una situación que demanda y condiciona la redefinición y el desarrollo de la gestión pública de la salud: del enfoque de necesidad al de derecho ciudadano, de la responsabilidad de beneficencia a la de protección social, del concepto de asistencia al de seguridad social, de la oferta de paquetes de servicios básicos al acceso a planes asegurables para todos.